jueves, 16 de julio de 2015

CUENTOS

                        LA IGNORANCIA NO VALORA LO QUE REALMENTE VALE.
                                                                   
            Fue  un  tiempo,  que  vivió  en  Oyón,  un  joven  muy  dedicado,  estudioso,   disciplinado,              inteligente y humanitario; desde los primeros años de sus estudios, demostró ser el mejor entre  sus compañeros  de  aula.  El  joven,  con  su  buen  rendimiento  escolar  sabía  retribuir  a  sus  padres, demostrándole siempre buenos calificativos; por parte de sus padres recibía todo el apoyo tanto en
lo moral, material y espiritual.

            Lo que más le alcanzaron sus padres, fueron sus libros, que eran la mejor inversión y  todos
los materiales de enseñanza que requería el joven. El papá, era un obrero que trabajaba  en  la  mina
y la madre era una mujer muy amorosa que los atendía con mucho cariño. Ellos vivían en  la ciudad
de Oyón en una modesta casita.

            En su Colegio, el joven se había convertido en la admiración y ejemplo de muchas personas y en la envidia de otros; quizás, por no tener las cualidades y ventajas que este mozo  poseía. No era para menos contar  con  los  más  variados  libros  y  de  diversos  autores,  en  verdad  una  brillante colección bibliográfica, los mismos que ocupaban  una biblioteca que ocupaba  casi  toda  una pared de su casa y el joven para conservarlos los había forrado muy bien y los tenía bastante en orden.

            Fue  un  día  viernes,  en la noche, que junto con sus padres habían planificado viajar a Lima,
para hacer algunas compras  y  gestiones para ver la posibilidad de postular a alguna universidad del
país. Dejaron muy bien cerrada  la casa con un candado grande y habían encargado a los vecinos que estuvieran a la expectativa por sí algunas personas de mal vivir quisieran ingresar a la casa a sustraer algo. Sus vecinos le aseguraron  que  no  se  preocuparan  y  que  iban  estar  al  tanto  y que viajaran tranquilos sin preocuparse.

            El siguiente lunes, de madrugada, llegaron de  viaje,  y  al  acercarse  a  la  puerta  de  la  casa pudieron comprobar con sorpresa que la cerradura  de  la puerta había sido forzada y la puerta estaba semiabierta, El joven,  lo  primero  que  pensó  fue  en  sus libros y sus padres en las cosas de la casa, muy  asustados  ingresaron  a la casa y vieron que algunas cosas estaban revueltas, el ladrón se había llevado  una  radio  grabadora  mediana   dos  cajas  de cuadernos nuevos sin usar, un par de frazadas nuevas y un reloj de pared de treinta soles. Los libros que tienen un mayor valor estaban conformes.

            El joven muy preocupado contó y recontó sus  libros,  pero al final se conformó por que no le faltaba ninguno y se puso a saltar de gozo  y  alegría,  mientras  sus  padres  lo  contemplaban  medio alegres y medio atónitos hasta que  al  final le preguntaron por qué mostraba tanta alegría; a lo que el joven les contestó que, “El ladrón o los ladrones que se habían robado los cuadernos, las frazaditas la
radio  y  el  relojito,  eran  unos  vulgares  ignorantes, por que habían dejado los tesoros mas grandes, mas valiosos e incomparables de la casa,  que  eran  los libros y se habían llevado unas pocas cositas sin valor”.

            Los padres se dieron cuenta con mucha admiración y luego de reflexionar le dieron la razón a su hijo y finalmente toda la familia  festejó  la  ignorancia  del o los ladrones que en verdad no saben valorar lo que verdaderamente vale mucho.


                                                       EL  ORDEMAL
         
          En los pueblos de la sierra del Perú, cuando los hijos o hijas en sus primeros años de pubertad o adolescencia,  llegaban a realizar alguna acción absurda, mal hecha o como se dice en vulgar hacer las cosas al revés; abuelos, padres, tíos o algunos parientes les avergonzaban muchas veces satíricamente con el calificativo de ORDEMAL.
          Los antiguos campesinos, para incentivar o avergonzar a los jóvenes de su tiempo, se ingeniaban o inventaban algunos relatos motivadores o vergonzantes para que los niños y jóvenes se cuidaran de incurrir en cometer errores.
          Cuentan que, hace muchos años, en alguna estancia de Oyón, vivían dos esposos que se dedicaban a la crianza de su ganado ovino, a los cuales pastaban con mucho esmero y cuidado.
          La esposa, veía que su esposo, desde hace algún tiempo sufría de ciertas alteraciones o retardo mental. Esta familia campesina que solo vivía del fruto de su pequeña producción pecuaria,
además de realizar pequeños sembríos en sus chacritas, muchas veces para comprar en el pueblo un poco de víveres y esporádicamente sus ropitas; tenían que vender uno o dos carneritos a los carniceros que acostumbraban visitar a las estancias en su actividad comercial.
          Ocurrió un día, cuando la señora decide bajar al pueblo de Oyón a realizar algunas compritas,
se dirigió hacia el lugar de la choza donde siempre acostumbraba guardar su dinero pero, se dio con la ingrata sorpresa que en el lugar no se encontraba el dinero; la señora, muy preocupada, volteó y
revoloteó por todos lados y no encontró el dinero ni tampoco podía explicarse, ¿cómo pudo haber desaparecido del lugar donde lo había guardado.
          Creyendo que pudo habérsele caído en el campo cuando lo llevaba en su canasta de tejidos a los lugares donde pastaba sus ovejitas, se puso a buscar por todos esos lugares. La pobre señora, ya con lágrimas en los ojos, divisaba y divisaba por todas partes, pero todo resultaba inútil. Su esposo, pese a su retardo y sus limitaciones, también puso mucho de su parte para lograr ubicar el dinero; mientras que la señora lo hacía en un lugar el esposo lo hacía por otro lugar y la posibilidad de hallar el dinero se hacía cada vez más difícil y preocupante.
          De un momento a otro, el esposo llamó a su mujer desde el lugar donde se encontraba buscando el dinero.
__ ¡Au huarmi, au huarmi!; masqui shamuy... __
(__¡Oye mujer, oye mujer, ven un momento…__)
         La señora, entre recelosa y dubitativa, creyendo que su esposa al fin ha encontrado el dinero y
Muy esperanzada se dirigió hacia donde estaba su esposo y así poder cerciorarse del motivo por el cual de la razón por el cual su esposo le llamaba.
         Entre sollozos y lágrimas, la señora se acerca a su esposo para interrogarlo:
__ ¿Imapami gayaychamanchi?, ¿acaso ghuellayninsitasu tarirgunchi?__
(__¿Para qué me has llamado?, ¿acaso has encontrado nuestro dinero?__)
         El esposo le responde negativamente aduciendo que no lo encuentra por ningún lugar; pero luego le plantea una interrogante por demás absurda y fuera de la razón; aún más, cuando la preocupación y desesperación de la señora era demasida seria. La  pregunta absurda es:
__ Manami guellainisi cansu ni caichopis ni huacchopis, pero; ¿imanipara cay casha jananchoj algu ismargun?, ¿manasura sikinta tucshirgun?__
(__ No he localizado nuestro dinero por n ingún lugar, pero; ¿cómo habrá sido capaz el perro de defecar sobre esta espina?, ¿acaso no le habrá incado el culo?
         La pobre señora, no supo en ese momento si apedrear o largar a su esposo, o recriminarlo por su absurda interrogante, lo que en Oyón se dice “ordemalada”. Pero, finalmente, comprendiendo  la situación de retraso mentalñ por lo que pasaba, calló y continuó con la búsqueda de su dinero.
         Hay ordemales, unos dan risa, otros dan cólera y otros causan pena. Pero, que se puede hacer,
así son algunos casos circunstanciales en países subdesarrollados como el nuestro, en donde el tratamiento clínico o psiquiátrico cuestan mucho dinero.

        LA  ENVIDIA  MATO  AL  PUEBLO
                                                       ( C u e n t o  1 )

          En   casi  todos  los  pueblos  del  Perú,  por  no  decir  en  todos;  el  egoísmo,  la  envidia,  el egocentrismo  chauvinista;  se  constituyen  en  el  primer  obstáculo  que  impiden  su  desarrollo  y progreso, manteniéndolos en un prolongado letargo y receso.
          No faltan individuos que dicen:
          __ ¡ No !, ¡ él no sabe nada, no hay que elegirle!__
          __ ¡ No !, ¡ para qué a ese, mejor a otro!__
           No falta quienes dicen por allí:
          __ ¡ Yo siempre he sido mejor que cualquiera !__
          __ ¡ Yo he hecho mejores trabajos que todos o que los otros !__
          Comentarios  como  estos,  son muy comunes y frecuentes en gente envidiosa y de bajo nivel cultural y que en verdad, nunca han  tenido la capacidad realizar alguna acción positiva, solo sirven para  criticar  sin  fundamento,  injuriar,  difamar  e  inventar  calumnias.  La  vida  está  rodeada de personas ego centristas; son muy pocos las personas que reconocen y valoran los hechos y las obras de trascendencia que se han hecho en los pueblos.
          Hace muchos años, un pequeño pueblo estaba constituida  de  gente  humilde  laboriosa  y  de vida apacible; los días transcurrían uno tras otro y así se quedaba  en el olvido y en el tiempo, igual como  ocurren en muchos pueblos de la sierra del Perú.
          Aconteció en cierta ocasión,  que  había  retornado  a  este  pueblo  un joven comunero, quien residió  en  otra  ciudad  por  muchos  años, a donde se fue cuando todavía era un adolescente. Allá, conoció,  comprendió  y  aprendió  como  progresan  y  se  desarrollan  muchos  pueblos y se hacen grandes en base a la unidad y solidez de sus pobladores.
          Con mucho de lo aprendido  y  su  gran  experiencia  adquirida  este  comunero  retornó  a  su pueblo  con  el  deseo de realizar cambios y transformaciones por el progreso de su querido terruño. En  los  pocos  días de vivencia en su pueblo, el joven pudo observar con mucha tristeza y nostalgia, cómo las pobres mujeres y niños del pueblo tenían que traer el agua para el uso doméstico desde los manantiales alejados que habían en la periferia del pueblo.
          También pudo observar este comunero,  que  todos  los  caminos  se  encontraban  totalmente maltrechos,  llenos  de   piedras,   malezas,  espinas,  arbustos  y  fuertes   desniveles   y   accidentes topográficos.  También  en  los bosques y campos circundantes habían fieras y alimañas que ponían en peligro la vida de los habitantes y transeúntes.
          Un día, el joven incitó e ilustró a los comuneros, a quienes los llenó de entusiasmo para unirse en  los  trabajos  de  limpieza   de   los   caminos   para   que  los viajeros y transeúntes se movilicen con facilidad  y  lleguen  más  pronto  al pueblo, de acabar con las fieras  y  alimañas  para  que  los niños y pobladores  ya  no tengan tanto temor o miedo y sus sembríos crezcan  sin  sufrir  perjuicios ni daños , de construir un acueducto para traer el  agua  hasta  el  pueblo  para  que  los  niños  y  las mujeres  no  sufran  mucho,  y  así,  realizar  toda  acción  en beneficio de todos, que al final sería el beneficio y bienestar del pueblo en su conjunto.
          El joven comunero, se dedicó a instruir  y  adiestrar  a  los  comuneros  y  a  la  juventud  para combatir las plagas destructivas, las alimañas y las fieras. Luego  de  una  larga  y sacrificada lucha, lograron  acabar  con  la plaga de alimañas y fieras, lo que permitió  a  los  campesinos  movilizarse  por  los  campos  y  caminos  con   entera  libertad. De  la  misma  manera,  con   sacrificio   denodado   trabajaron  los   caminos   hasta   hacerlos  más  accesibles  y llegar  mas fácil y pronto a la ciudad. Desde el manantial mas grande construyeron  un acueducto por donde condujeron el agua hasta  el  mismo  pueblo,  lo  que  permitió  a  los  niños  y mujeres menos sacrificio y mayor tiempo para otros quehaceres de la casa.
          Sin  embargo,  habían  en  el pueblo algunas personas egoístas y  envidiosas  que  no  estaban de  acuerdo  con  el  joven  comunero  simplemente  por  envidia  y  por  incapaces:  por  que  estos  nunca  pudieron  hacer  nada  por  el  pueblo y cada vez miraban con más envidia de cómo el  joven  comunero conducía al pueblo hacia el progreso y desarrollo. En algunas oportunidades comentaban entre ellos:


          __ ¿Por qué ha tenido que ser este joven intruso comunero, quien construyera el acueducto  y la pileta del pueblo?__
          __¿Por qué ha tenido que ser este comunero quien arregle y refaccione  nuestros  caminos?__
          __¿Por qué ha tenido que ser todavía este  joven  comunero  quien  acabara  con  las  fieras  y alimañas que azolaban a nuestro pueblo y destruía nuestros sembríos?
          No faltaron por allí ciertos jactanciosos que comentaban:
          __ Yo fui, antes  que  llegara  ese  joven  comunero,  el  quien  tubo  la  idea  de  construir  el acueducto y la pileta de agua para el pueblo__
          Otro jactancioso dijo: __ Yo fui quien tubo la idea de arreglar los caminos___
          __ Yo me propuse acabar con las fieras;  ese comunero se robó mi idea__
          __ No  sé  a  qué  se  debe  esto,  lo  que  yo  tenía pensado, lo que yo debía haber hecho se ha entrometido ese comunerito y se ha apropiado de mis mejores ideas__ 
          No faltó que alguien comentara con maldad:
          __ Hoy, que ya  tenemos  una  pila  en  el  pueblo,  a  nuestras mujeres les sobra el tiempo; ya no tienen mucho que hacer, ahora nos han comenzado a pedir joyas, brillantes, lujos y ropas.__
          __ Ya  todos  pueden  transitar por los caminos buenos, sin sufrir percances y conocen pronto las cosas que nosotros conocimos con penurias.__
          __ Al acabar con las fieras y  alimañas,  nuestros hijos ya han perdido el miedo y hasta se van pronto y nos dejan por buscar una vida más fácil y cómoda__
          __  Ciertamente __  dijo  otro  envidioso __  ese  joven  comunero  nos  ha  hecho  tanto daño diciendo que estaba haciendo el progreso de nuestro pueblo.__
          Estos  absurdos  comentarios  se  fueron  generalizando  en  todo  el  pueblo; aquí, allá, abajo, arriba; hasta que en una fecha menos imaginada los  envidiosos  y  egoístas  contagiaron  a  todo  el humilde pueblo y acordaron expulsar al comunero progresista.
          Así  ocurrió,  los desagradecidos pobladores, incitados por la maldad, expulsaron al gestor de
su  progreso  con  insultos  y  vejámenes, este se fue, triste y apenado y con un profundo dolor en el pecho,  no  por  los  insultos  ni  injurias,  sino  por  la  ignorancia  y la envidia que se apoderaba del pueblo y que a la postre sería su pronto fracaso.
          Poco tiempo después surgió en el pueblo opiniones contrarias e irreconciliables.
          __Una placa necesita nuestra pila y un nombre debe llevar__
          __ También  un  nombre  necesita  nuestro  camino  y  un  buen  conductor necesitan nuestros jóvenes y nuestros hijos para que les sirva de guía hacia el futuro__
          __Yo tuve la idea de construir el acueducto y la pileta, y mi nombre  debe  llevar __ dijo  uno
          __Yo tuve la idea de arreglar los caminos y mi nombre debe llevar__ dijo otro.
          __ Yo  sugerí  acabar con las fieras y alimañas, yo adiestré al los jóvenes y un monumento se me debe de hacer__ dijo alguien.
          No,  fui  yo  dijo   uno,  dijo  otro  y  dijeron  muchos.  Mío  fue  la  idea  dijeron otros. Todos querían poner sus nombres a la pileta, al acueducto, a los  caminos,  muchos  dijeron  haber  sido  el guía de los jóvenes y así se disputaron nombres, recordatorios, monumentos, etc., etc.
          Este excesivo  desacuerdo  originó la  pugna, la  desunión, enfrentamientos surgiendo al final la injuria y hasta el crimen.
          Nadie  fue  hidalgo  de  acordarse y reconocer al verdadero pionero de las obras, al comunero que fuera vilmente expulsado, quien verdaderamente enrumbó hacia el progreso a su pueblo.
          Fue  así,  que  poco  a  poco,  sin  capacidad  de  liberarse de la envidia y la maldad, el pueblo quedó sumergido en el olvido y el atraso, producto de la desunión y la ignorancia.

  ¡ SOLO LA UNIDAD Y LA COMPRENSION EN DEMOCRACIA SON SINÓNIMOS DE PROGRESO !



               “OYON, LA VIRGEN DE LA ASUNCION Y LA GUERRA CON CHILE”
                                                               ( C u e n t o  2  )

           “Tu fe te salvará”, dijo Jesucristo a sus apóstoles y a los fieles que lo escuchaban”

          En  los  pueblos  de  la  sierra del Perú, la gente es muy devota y creyente religiosamente y se encomiendan mucho a Dios solicitando lograr sus aspiraciones y deseos individuales y colectivos, y muchas  veces  sus  deseos  y  peticiones  se  cumplen.  Por ello, digo con certeza, que, a la Sagrada Imagen De la “Virgen de la Asunción” patrona de Oyón,  se  le  atribuyen  muchísimos  milagros  y  los creyentes reafirman y aseguran que nada se debe  a  la  pura  casualidad o coincidencia. Digo sí, que un pueblo devoto también  cumple  con  una  disciplina religiosa y moral, creyentes de que estas acciones  de  fe,  favorecerán  a  toda  la  colectividad.  Entonces,  si  quieres  esperar  algo de Dios, cumple con tus obligaciones morales y religiosas. Los milagros  no  alcanzan  a  la  maldad  ni  a  la injusticia. Es en razón de lo dicho  en  estas  primeras  líneas, que paso a relatar uno de los milagros de  nuestra  Santa  Patrona, acontecido en aquellos  difíciles años entre 1879 y 1883, cuando el Perú afrontaba  la  Guerra del Pacífico frente a Chile, cuando el ejercito chileno recorría muchos pueblos del  Perú,  vejando,  violando  y  robando pueblos, pero, muchos pueblos se defendieron con denodado heroísmo. Lo  que  debía  ocurrir  en  Oyón,  no  ocurrió. 
         Pero antes quisiera señalar, que el pueblo de Oyón, no fue ajeno a las pretensiones chilenas de ser  asolado  y  saqueado  y  por  lo  tanto, el pueblo se encontraba preparando las condiciones, para recibir y enfrentar a los chilenos cuando llegara  el momento y hacerles frente valientemente, defendiendo el honor de todo el pueblo.  Para no dudar de  la  valentía  del  poblador  oyonense,  puedo  señalar   la personalidad que siempre a caracterizado al poblador de Oyón, como el de ser valiente, orgulloso  y hasta vanidoso y defensor acérrimo de su honor,  además de ser  cultos  y  dominantes  de  un  buen léxico en la mayoría de  ellos;  y  así,  lo  demostraban  en  todo  lugar  donde se encontraban, razón demás  para  decir  que  muchos  de ellos han llegado a ser brillantes dirigentes, sociales, sindicales, representantes de instituciones importantes, escritores y compositores destacados.
          Dice el relato: “Que el ejército chileno después de una larga caminata de más de una semana, por  los  difíciles  y  escabrosos caminos que subían desde el valle de Huaura hasta Oyón, a lo largo de las riveras del río Huaura, tenían  como objetivo saquear Oyón y luego dirigirse a los pueblos de la sierra central para continuar con su  malévolo  cometido.  Se  dice que, llegaron hasta la hacienda de Rancón en Viroc, para prepararse bien y  hacer  su  ingreso  a  Oyón;  ya  en  su  trayecto  habían saqueado  los  pequeños  pueblos  asentados  en  las  riveras  del  Huaura y sabían  que Oyón era un poblado grande donde encontrarían un buen botín.
          El jefe de la expedición chilena dispuso entre sus soldados,  como debían  acampar,  organizó a sus respectivos  vigías  y  ordenó  la  preparación  del  rancho  con  los  víveres  encontrados  bajo presión  y amenazo a los humildes moradores de Viroc. Luego de haber pasado el rancho, el jefe de la  expedición  ordenó  a sus soldados para que durmieran y se levantaran muy temprano para hacer su ingreso a Oyón, él  también  hizo  lo mismo. En la madrugada, el jefe de los chilenos se despertó muy sobresaltado y preocupado, ¿qué había  pasado?,  su  actitud  extrañaba  a su personal; reunió a sus subalternos y les contó que había tenido un extraño sueño. Dijo: “__  He  visto  entre  sueños,  a una dama muy elegante y bella, quien se me ha acercado muy  impositiva  y  me  ha  dicho  que  no ingrese a Oyón y no haga  nada  con  su  gente;  además  me  ha  dicho  que  si  no  le  obedezco  no estaremos pasando la  cordillera de Chacua y no viviremos para contarlo__”.
          “__  Es  muy  extraño  comentaron  sus  compañeros__”, otro dijo: “__ ¿ no crees que será un simple sueño?__” y alguien sugirió: “__ Por qué no  te  disfrazas  de  campesino  de  estas  zonas  y subes a Oyó a averiguar lo que allí ocurre verdaderamente__
          “__ Buena idea __”  dijo  el  jefe  de  la  expedición  chilena,  de  inmediato  hicieron  que  se consiguiera  vestimenta  de  campesino;  esto  fue  fácil  ya que le arrebataron a algún campesino de Viroc. El oficial se disfrazó el pueblo.  Al  llegar  a Rancón donde le esperaban
sus soldados, les comentó que la dama de su sueño había sido la Virgen María, Patrona del Pueblo.
                   

muy bien para que nadie lo notara  y  luego subió a Oyón. Apenas hizo su ingreso al pueblo por  Capillapata,  pudo  ver  con  sorpresa  que  el  pueblo  de  Oyón  preparaba trincheras  defensivas  y  mucha  gente  se  encontraban  muy  bien armados; recorrió gran parte del pueblo hasta que llegó a la Iglesia;  en su trayecto miraba con  mucha  atención  a  las  mujeres  que encontraba en  la  calle  para  reconocer  entre  ellas  a  la  dama  de  su  extraño  sueño;  luego  hizo  su  ingreso  a  la  Iglesia  Matriz  en  donde muchas mujeres se encontraban concentradas rezando y ofrendando sus plegarias a la Santa Patrona. El  jefe  chileno,  avanzaba lentamente por el medio de la Iglesia dirigiendo la mirada a toda mujer que rezaba y en ninguna podía reconocer a la dama  que
soñó,  hasta que por curiosidad levantó la mirada  hacia  el  altar  principal.  El  jefe  chileno  quedó sorprendido y  perplejo cuando  comprobó  que la dama de su sueño era la mismísima “Virgen de la
Asunción”,  La  “Achiquita”,  nuestra  Santa  Patrona.  Entre  la  mirada  curiosa de las mujeres que rezaban, el militar subió al altar,  se sacó el anillo de oro que llevaba en el dedo de la mano  y  se  lo puso a la Virgen María. Luego  salió  lentamente  de  la  Iglesia  y  con  suma  cautela  abandonó.
El jefe chileno, tomó la determinación de no ingresar al pueblo y ordenó a sus  soldados  pasar  por  la  parte  baja  rumbo  a Chacua Chica. El militar había quedado convencido  de  que el pueblo estaba muy bien preparado y que la “Achiquita” le previno para  que  no  hubiera  un  inútil derramamiento de sangre y una inútil matanza en donde quizás los chilenos hubieran llevado la peor parte por lo numeroso y bien armado en  que  se  encontraba  el  pueblo.  Pero,  digo  que La Virgen María, nuestra Santa “Achiquita” no había  deseado  que  su  pueblo viviera el sufrimiento y la desgracia, por ello nos favoreció con este grandioso milagro.
          Y podemos decir,  que  nuestra Santa Patrona, siempre nos ha protegido y nunca ha permitido que nuestro pueblo pase situaciones difíciles; de eso es conciente todo el pueblo católico de Oyón. 


                                                      LA VIRGEN COLOCADA
                                                                      
Habia una vez en Oyón, un joven llamado Indalecio Girón, que  como de costumbre  salía  por las mañanas a pastar sus ovejas y todos los días pasaba por un manantial que hay en el paraje de Huashanragra; pero siempre lo hacía con la cabeza baja o agachado.
Un dia sale de su choza, llevando a sus ovejas a pastar, mas temprano que de costumbre y cuando pasa por el manantial de Huashanragra, ve a una hermosa y muy bella mujer de ojos azules; se quedó totalmente impresionado y maravillado por tan sin igual belleza, pero siguió su camino; desde ese entonces, Indalecio se quedó muy enamorado de la belleza de la mujer que había visto y en algunos momentos el pensaba hacerla su  mujer y que más adelante fuera la madre de sus hijos. En la tarde, cuando regresó a su choza, le comentó a sus padres y así lo hizo también con sus amigos, refiriéndole que el había quedado muy enamorado de aquella mujer que vió cerca al manantial. Su amigo Nicucho Villanueva, enterado del asunto, le invita un vaso de chicha ala salida de Oyón cerca donde hoy es el barrio de Rumipuente y la da ideas sus amigos:



-¿Por qué no te la robas para que sea tu mujer?, ya cuando sus padres se enteran lo buscarán y al saber que te los has robado te entregarán a la bella mujer para que sea tu consorte; no seas cojudo, róbatela de una vez. Entonces Indalecio tomó la determinación de robarse a la bella dama tan prontamente, montado en su caballo saino,  se dirige hacia Huashanragra, en donde suponía que encontraría a tan bella mujer y allí mismo atraparla para robarla (antes en Oyón, robarse a una mujer significaba tomarla por la fuerza y llevársela a su casa para hacerla su consorte). Al llegar a lugar de Huashamragra  ve a la hermosa joven y se lo carga en el caballo; pero, aquella bella mujer con apenas un pequeño toque realizado por el hombre, empezó a reducirse de tamaño y se convierte finalmente en una estatua. Indalecio, muy asustado y sorprendido por lo que le acaba de suceder, lo bajó desde su cabalgadura y lo puso en el mismo lugar donde lo cargo. Indalecio impactado por lo ocurrido, regresa a su casa; por muchos días se encontraba bastante asustado, ensimismado y taciturno, Indalecio reflexionó y se dijo asimismo, que no podía seguir manteniéndose callando, por lo que tomó la determinación de comentarles a sus padres y amigos sobre lo que le había ocurrido. Pero, apenas Indalecio le comentó a su padre sobre el caso; su padre se puso a recriminarle diciéndole:
-Seguro que has tomado bastante chicha con ron, y por efectos del alcohol te estas imaginando o has tenido alucinaciones que te han hecho ver a una linda mujer  o es que en caso contrario, el diablo se te presento vestida de mujer y tu has caído en la tentación del diablo. Pero su madre, mucho más comprensiva y más creyente en Diosa le dio una respuesta mucho más coherente y firme, y le dijo a Indalecio y a su padre lo siguiente:
-Es muy seguro que algún comunero o una autoridad de alguna comunidad vecina a dejado olvidada su Santa Patrona , y se que muy pronto van ha hacer “Vara Trucay” en un pueblo cercano (“Vara Trkay” : entrega de cargo del Presidente antiguo a un nuevo Presidente, que es tradición y costumbre en los pueblos andinos del Perú) .Frente a estos comentarios, y el joven Indalecio ya se sentía un poco mas tranquilo.
Un día, Indalecio fue a pastar sus ovejas por el mismo lugar, pero, aquella bella joven había desaparecido del lugar. Indalecio divisó por todos los lugares y al final aparece nuevamente a la orilla de otro manantial del mismo lugar peinándose su larga cabellera. Entonces, el joven Indalecio decidido nuevamente capturarla a la bella mujer, pero la mujer nuevamente se convierte en estatua y en vos baja le pide a Indalecio para que le llevara ala Iglesia de Oyón;  y así fue que joven Indalecio le entrega al Presidente de la Comunidad, quien le dijo que en muchas ocasiones la Virgen Achuqita desaparecía del Altar principal y luego de algún tiempo volvía a aparecer y que esto ocurría cuando los fieles devotos cada vez que le adornaban la sacaban en Procesión, la Virgen pareciera que se enojaba, haciendo que en Oyón haya lluvias torrenciales o sequías y ella desaparecía. Por eso que a partir de la fecha en que Indalecio hizo entrega de la Virgen a las autoridades de Oyón, estos optaron por poner ponerla en el Altar Mayor para no sacarla nunca más y mandaron preparar otra imagen semejante  y que es la que todos los años recibe la devoción de todo el pueblo y de sus fieles con una festividad pomposa y sin igual. Por eso le llaman la “Virgen Colocada”

                               

                             OYONISTO  “TUMBA  BURRO”  ó  “ROBA BURRO”

      En todos los pueblos del Perú, se acostumbra nominar con un determinado adjetivo a las personas, relacionado con la vida rutinaria o costumbres ancestrales de sus pueblos.

      En muchas ocasiones hemos escuchado calificativos como: “Machcaputo”, calificativo que se le designa al jaujino en razón posiblemente por el hecho de que come la harina de trigo o maíz tostado en un plato de mate conocido como “putu”. Al huancaino se le dice “Raja tabla”, al cerreño “Metal supi”, al cajatambino “Rabañus Pacha”, etc.

     El poblador oyonense originario es conocido con dos adjetivos, “Tumba Burro” ó “Roba Burro”; esto, en razón de relacionarlo con ese animal tan útil que es el asno, por el cual el poblador oyonense, desde épocas muy remotas ha tenido especial predilección por este animal, debido específicamente a su gran utilidad como medio de transporte.

                                                   “EL TUMBA BURRO”  

      Se cuenta que hace muchos años vivieron en Oyón dos abigeos; estos, acostumbraban ir al campo para sustraer ganados, sacrificándolos en el mismo campo, sin importarles de quien era el ganado ya que solo les importaba sacar provecho propio del beneficio que lograban luego de vender la carne.
      Sucedió un día, que estos dos abigeos prepararon su plan, luego de tener conocimiento que en un pequeño fundo cercano habían visto muy buenos vacunos, la casa del ganadero estaba bastante distante con respecto a los corrales donde se encontraban pastando las reces, cosa que los abigeos  consideraron bastante fácil lograr sus objetivos ilegales.
      Determinaron de ir esa misma noche para ejecutar otro más de sus actos ilícitos; para ello, prepararon sus lazaderas, sus puñales y machetes con los cuales dar fácil muerte a sus presas, degollarlos y descuartizarlos en menos de que canta un gallo. Para suerte de los abigeos, aquella noche les fue bastante lóbrega y con mucha niebla. A unas tres horas antes de la media noche ya estos ladrones se encontraban en el lugar donde rumiaban los ganados.
      Los dos delincuentes, luego de realizar cálculos precisos en medio de la oscuridad, solo lograban distinguir a los animales más claros o blanquecinos, luego de aproximarse a uno de ellos, prepararon sus lazos, listos para lanzarlos hacia el objetivo y en el momento menos pensado, ya tenían al animal tumbado sobre el suelo, completamente enmarrocado hasta el hocico y luego, en un abrir y cerrar de ojos lo apuñalaron, sin que el animal tuviera posibilidad de bramar o mugir. De inmediato lo degollaron y descuartizaron y encostalaron la carne para después llevárselos.
      Retornaron a su guarida antes de la media noche, llevándose consigo su valiosa presa. Como todavía era antes de la media noche, se dispusieron a dormir un par de horitas hasta la madrugada. Muy temprano, se despertaron y se dispusieron a viajar al pueblo más cercano para vender la carne ilícitamente adquirido. Estos dos personajes, ya tenían la costumbre de efectuar sus contratos anticipados con dueños de restaurantes y otras personas, cosa que así les resultaba fácil de vender su ilícita mercadería.
      Antes de emprender viaje, los abigeos vaciaron la carne que se encontraba encostalado con la finalidad de pesar cada una de las partes como brazos, piernas, costillas y la columna. Grande fue su sorpresa, que quedaron sumamente exhaustos; al comprobar que en vez de tumbar una res, habían tumbado a un burro.
      La oscuridad no les había facilitado distinguir a su presa y por ello cometieron tan risible error. Por este hecho anecdótico en Oyón, es que hoy al oyonense se le conoce con el apelativo de “Tumba Burro”.


                                        “EL ROBA BURRO”

      Durante las épocas del coloniaje español, la ruta Cerro de Pasco, Oyón, Huacho, Lima; era bastante transitada por arrieros, muleros y hasta llameros. Es decir que, era una ruta muy estratégica y propicia, poco distante y fácil para el traslado o viaje que se realizaba con animales de carga.
      Por esta ruta de Oyón fue que se trasladaban los minerales extraídos e las minas y procesados en las fundiciones de Cero de Pasco y luego llevarlos a Lima, destinados al gobierno virreynal que recibía las riquezas mineras de toda la colonia hispana a nombre de los reyes de España.
      Aún se pueden apreciar hasta hoy, los mencionados caminos que fueron transitados desde las etapas preincaica, incaica, coloniaje y república y en muchos tramos, hasta hoy se hacen uso de estos caminos.
      Las rutas más transitadas por esta región habría sido de: Lima - Huacho – Sayán – Oyón –  Uchuc Chacua – Yanahuanca – Cerro de Pasco.
      Lima – Huacho – Sayán – Oyón – Uchuc Chacua – Pomayaros – Pacoyán – Cerro de Pasco.
      Lima – Huacho – Sayán – Oyón – Chacua Grande – Jumashga – Ricrán – Cerro de Pasco.
      Por la primera ruta, se encontraba instalada la línea de correos y telégrafos que comunicaba a lima con el centro del país. Además esta era la ruta por donde se transportaba el oro y la plata de las minas de Cerro de Pasco hacia Lima, sobre el lomo de mulos, asnos y llamas y se puede afirmar también que era la ruta de más fácil acceso para las transacciones comerciales entre la costa central y la sierra central.
      “Cuentan que, durante aquellos años, cuando los arrieros que trasladaban sobre sus mulos y asnos los preciados minerales, el poblador oyonense mostraba siempre una especial preferencia por los asnos o borricos; esto quizas, debido a su gran utilidad y resistencia para el transporte de sus cosechas o para sus viajes a larga distancia.
      Aconteció un día que, unos arrieros que venían desde Cerro de Pasco, transportaban oro y plata con un número apreciable de asnos y mulos; deciden reposar o tomar un pequeño descanso en un paraje muy cerca al pueblo de Oyón. Allí abundaban los pastos y era oportuno a que los arrieros aprovecharan para que por un momento sus asnos y mulos se alimentaran mientras ellos aprovechaban para descansar un poco y comer sus fiambres y luego mas tarde continuar con su viaje.
      No muy lejos, desde cierta distancia, un poblador oyonence les observaba, sin que los viajeros los pudieran notar. El oyonense, observaba todas las acciones y movimientos de los arrieros y también de los animales y contemplaba cómo los animales se iban dispersando a medida como iban comiendo el pasto.
      Cuando los viajeros comenzaron a ingerir sus alimentos, el oyonense consideró la oportunidad propicia al notar que, un poco alejado del grupo estaba un burro, se dirigió hacia el señalado borrico con mucha cautela y cuidando de no ser visto, llegó donde se encontraba el jumento, procede a desatar y descargar la plata que se encontraba sobre el lomo del animal, luego se lleva al burro a prisa por entre los arbustos sin que los arrieros se dan cuanta, dejando tirado sobre el piso la valiosa carga de plata.
      Por este caso anecdótico es que hasta hoy, se le titpifica al poblador oriundo de Oyòn, cono “Roba Burro”.


                         MI BURRO NO QUIERE TOMAR EL AGUA INGENIERO.
                                                             
      En el pueblo de Oyón, , desde los épocas preincaicas, incaicas; por toda la etapa del coloniaje, los pobladores oyonenses, en su generalidad, habitualmente han poseído y poseen hasta la actualidad, ritos y creencias muy especiales con respecto a la naturaleza, dentro de ellos está el agua, para cuyo, para cuyo elemento líquido y vital le brindan una especial predilección; por que los campesinos saben muy bien que el  que el agua es “fuente de vida”. Los moradores del campo saben a plenitud que  en las lagunas alto andinas abundan diversas aves silvestres como las huachuas o huallatas, los patos alto andinos, los corcovados, los yanavicus y otras especies más cuyas carnes son tan exquisitas para el poblador del campo. También  en las lagunas alto andinas habitan unos pequeños pecesillos conocidos como las challhuas y las ranas acuáticas que también tiene su carne muy nutritiva y agradable; durante la temporada del invierno serrano, en las orillas de las lagunas abunda el cushuro y el ururo, con los mismos que se preparan potajes muy agradables. Por ello digo con certeza, que las aguas de los rios, lagunas y manantiales de los andes se constituyen en “fuente de vida” para el desarrollo y crecimiento de las plantas, de los animales y de los seres humanos.
      De igual manera, los oyonenses, son muy amantes de sus animales, de entre ellos está el asno o burro, jumento o asno como algunos lo conocen; El burro, es un animal muy útil para los comuneros de esta zona, por que lo utilizan para trasladar sus equipajes o cargas hasta sus estancias o a sus chacras, o hacia algún lugar distante donde requieren llevar equipaje pesado.


      Cuentan que, desde hace mucho tiempo, siguiendo la costumbre de sus ancestros, un campesino de Oyón tenía por costumbre todos los fines de semana, de viajar desde su estancia donde se dedicaba a la cría de ganados vacunos y ovinos, hasta  el pueblo de Oyón, para suministrarse de alimentos y otros requerimientos que necesitaba en el campo para satisfacer sus necesidades más apremiantes.
      Este campesino, para ir a Oyón, tenía por costumbre de frecuentar un camino por donde era más cerca llegar a Oyón. Por allí junto al camino pasaba un riachuelo de aguas muy limpias, transparentes y agradables, que le permitía aplacar su sed luego de una larga jornada de caminata, lo mismo sucedía con el burro que siempre bebía el agua del riachuelo muy
plácidamente y con mayor frecuencia cuando seguían el camino de retorno a la estancia, ya que ganadero y su borrico retornaban con equipajes pesados.
      Pasado algún tiempo, el campesino pudo observar que una empresa minera se había instalado en lo alto de la cuenca del riachuelo, con la finalidad de explotar el mineral que abundaba en el corazón de los cerros. Se sabe también que, la minera, luego de haber realizado el proceso de exploración, inicia el proceso de extracción y explotación de los minerales; al final, para complementar mejor su producción, proceden a instalar una planta Concentradora de minerales y para esta operación, comenzaron a utilizar el agua del riachuelo, poniendo en y con ello poner en peligro la “fuente de vida” de todos los habitantes de la zona andina, entre ellos a las plantas, animales y seres humanos.
      No había pasado mucho tiempo luego de luego de iniciado los procesos de concentrado de minerales en la mencionada mina. El campesino empezó a comprobar con estupor, molestia y fastidio, que, cada vez cuando pasaba por el arroyo, su burro ya no quería beber el agua. Entonces, se puso a meditar y extraer sus propias conclusiones; al final se dijo a sí mismo, que posiblemente los trabajos mineros estaban contaminando el agua y que la vida en toda la zona se ponía en peligro, esto en razón de que la empresa ya había puesto en peligro a su principal “fuente de vida” que era el agua.
      Tomó la determinación de hacerse presente ante el Superintendente de la mina, para presentar su justo reclamo ante su representada; allí le refirió que, desde que la empresa había iniociado sus operaciones mineras en sus tierras, el campesino se había percatado que su burro ya no quería beber el agua de este riachuelo; Le reclamó con energía al Superintendente sustentando que la empresa estaba poniendo en peligro la fuente de vida de todas las especies que vivían en las zonas periféricas a la mina; ocurría que el agua ya estaba contaminada por los efectos de los productos químicos que se utilizan en el concentrado de minerales.
      Por su parte, el Superintendente de la mina, le increpa al campesino, indicándole que su versión era ridícula, absurda y ambigua; que en el riachuelo no había ningún tipo de contaminación y que la empresa se estaba preocupando de mantener el control y tratamiento de las aguas que se usaban en el concentrado de minerales; prueba de ello eran los análisis correspondientes que de manera permanente realizaba la empresa minera, para controlar los efectos de la contaminación; además, continuó el Superintendente, la empresa minera está cumpliendo con sus obligaciones ante las autoridades ambientales correspondientes como DIGESA, y que se estaba aplicando el ISO 9001, el ISO 14001, etc., etc.; prueba de ello eran las certificaciones y reconocimientos obtenidos por la empresa, como estímulo, por su preocupación de mantener la permisibilidad del agua de la zona y por lo tanto no había contaminación.
      El campesino muy contrariado y defraudado le refirió al Superintendente incidiendo de esta manera:
      __ Yo le entiendo perfectamente Sr. Superintendente, todo lo que Ud. me acaba de explicar y demostrar; Pero, yo no sabría como explicarle; mejor dicho, quisiera que, todo eso lo que Ud. me ha referido a mí, le expique a mi burro, por que es el quien no quiere tomar el agua señor Ingeniero.
      El Superintendente, muy molesto, llamó a su policía de seguridad indicándole para que le saquen de la oficina al campesino por malcriado e irrespetuoso.
      A pesar de reclamar por su fuente de vida, reclamar la pureza del agua, con pruebas contundentes como: que el burro ya no quería beber el agua desde cuando la mina empezó a verter sus relaves mineros; el campesino no fue escuchado. Muchas actividades industriales están poniendo en peligro la vida de la humanidad, están agotando nuestras principales fuentes de vida.









                  HICIMOS LA CARRETERA POR DONDE VAN LOS BURROS.

A los pocos años de haberse terminado de construir la carretera a Oyón, una delegación de funcionarios del Estado llegaron a Oyón para poder recibir algunas inquietudes del pueblo y de sus autoridades, ya que el Gobierno estaba empeñado en atender a los pueblos en diversas necesidades como: educación, salud, saneamiento, etc.
Las autoridades y el pueblo prepararon una recepción calurosa y amena para los funcionarios, los mismos que consistían en prepararles sabrosos platos típicos y momentos festivos al son del arpa oyonense.
Los funcionarios apenas llegaron a Oyón se reunieron con las autoridades y le solicitaron algunos informes e inquietudes que más tenían; luego se procedió a ofrecerles el banquete preparado que consistía en un plato de Jaca Rogro y la Pachamanca oyonense con su típico muñahuanco.
En una conversación amena, un poblador de Oyón le interroga a los funcionarios, incidiendo en: ¿Qué les parecía Oyón como pueblo?__
El funcionario respondió: __Oh, es maravilloso y con un aire puro y saludable y su comida ni qué decir, muy agradable__
Luego el poblano pregunta: ¿Y que es lo que menos le gustaba de su visita a Oyón?
El funcionario responde: __Ah, la carretera; en algunos lugares te causa mucho miedo, cundo ves profundas pendientes y cañones que tienen al fondo el río Huaura?. Pero, yo les pregunto a ustedes; ¿Quiénes han sido los ingenieros que han trazado esta carretera que llega dede la capital hasta Oyón?
El poblador responde: __Nosotros, no hemos buscado ingenieros para hacer nuestra carretera.__
El funcionario replica __Entonces, ¿cómo han hecho su carretera?__
El poblador: __Nosotros, hemos soltado a nuestros burros hacia delante, y por donde ivan nuestrao burros, hemos hecho nuestra carretera__
El funcionario:__ Ah, que interesante; y ¿qué hubieran hecho ustedes si no hubieran tenido burros?
El poblador: __¡Haa!, entonces, recién hubiéramos contratado ingenieros. 


                                             SU MUJER ERA LA CHANCHA

La zoofilia, es una aberración sexual que consiste en la práctica sexual con animales; esto sucede en personas que viven junto a sus animales en el campo. Mientras que en  las grandes ciudades, se han hecho del sexo, negocios y aberraciones extremadamente inmorales como son: la prostitución en todas sus formas, el homosexualismo, las violaciones impunes. En el campo o en la sierra del Perú, la moral es muchas veces más sana. En raras ocasiones se escucha por allí, que algún campesino practica la zoofilia.
Estas acciones anormales se convierten en un hecho vergonzoso y repugnante, cuando el individuo que lo practica es descubierto por alguien. También es bastante sabido que campesinos o campesinas practican la zoofilia practican la zoofilia con sus perros, burros, chanchos, gallinas, ovejas, etc.
Nuestros antepasados aconsejaban mucho a los jóvenes sobre temas referidos al caso, mediante el relato de ciertos mitos.
´´ Cuentan, que hace muchos años vivía en un pueblito de la zona de Oyón, una sacrificada madre anciana con sus dos hijos jóvenes, un varón y una mujer. Esta última ya era desposada, por lo que se deduce que vivía en otro domicilio del pueblo con su marido, mientras que el hijo varón ya bastante joven, todavía vivía con su madre.
Se comenta, que el hijo varón de la anciana, ya estaba en la edad ideal de tener esposa, y su madre, no comprendía los motivos de su negativa de no tener una mujer y se comentaba, que en el pueblo, nunca fue capaz de enamorar o pretender a alguna joven o mozuela, mostrándose muchas veces  tímido y escurridizo ante ellas.
Su mejor afición en casa era criar puercos, a los que atendía muy denodadamente, con mucho esmero y cuidado; además se notaba que tenía especial preferencia por su chancha grande que era de buena raza al que el joven daba de comer con especial interés y aparte de los demás porcinos y en otra tinaja.
Mientras tanto, la madre del joven, creía que su hijo no contraía matrimonio, sencillamente por no querer desampararla y acompañarla hasta sus últimos días y no se imaginaba lo extremadamente extraño que venía aconteciendo en casa.


Se dice también, que la chancha consentida del joven acostumbraba ocasionar perjuicios en casa, robaba la papa de la pirhua, destruía los pellejos, mantas o frazadas; y, cuando la anciana madre se volvía iracunda por los desastres que causaba la chancha en su casa; el hijo trataba de calmar a su madre y siempre le argumentaba que su chancha valía mucho más que las cosas destruidas y que estos se podían conseguir con facilidad.
Alguna vez, la anciana propuso a su hijo para que matara a su chancha indicando que estaba gorda y grande y que de esta se podría sacar buena carne y cecina para vender y con otra parte preparar buenos chicharrones; El joven algo contrariado contradijo a su madre aduciendo, que si quería matar chanchos que se comprara de quien sea, pero que a su chancha nadie lo iba ha matar. Ante esta respuesta la madre se puso a llorar un poco pero luego reflexionó y se tranquilizó.
Ocurrió en cierta ocasión, que el joven tubo que viajar a un pueblo cercano porque era la temporada de cosecha de maíz, trigo, o otros productos más; mientras tanto, la madre del joven se quedó al cuidado de los animales. Ocurrió lo inesperado; mientras la anciana se dedicaba a los quehaceres de su hogar, la chancha que ya se encontraba preñada para ese entonces, sale del zaguán de la casa y entra a la casa de la vecina y en ella destruye algunas cosas; la vecina, al escuchar los ruidos producidos por los destrozos que ocasionaba la chancha sale de su cocina y al ingresar a su casa se da con la sorpresa que sale la chancha de la vecina algo estampada y veloz, luego de inspeccionar sus pertenencias, se da cuenta que la chancha le ha ocasionado grandes perjuicios entre sus pertenencias; por lo que comunica de inmediato a la anciana.
La ancianita, ni bien conoce el incidente ocasionado por la puerca, se encoleriza, toma el puñal y da muerte a la chancha, luego prepara un poco de paja, incinera el pelaje del animal muerto,
lo que en el pueblo se conoce como cashpar; seguidamente procede a lavar al animal muerto, luego lo desviscera y es en este momento, que con mucho asombro descubre que la chancha preñada tenía en el vientre unas crías muy extrañas, es decir, la mitad del cuerpo chanchos y la mitad humano.
La ancianita, sin saber que hacer y evitando comentar con la vecindad por vergüenza, comprendió que esta era la razón, sobre las exageradas atenciones que tenía su hijo con respecto a  la chancha.
Finalmente, entre lágrimas y pensamientos tormentosos, procedió a descuartizar la carne del animal, lavar las vísceras y luego esconde la matriz para exigir explicaciones a su hijo cuando retorne del viaje.
Esa misma tarde, el joven estuvo de retorno a casa, con su equipaje de maíz, trigo y arbejas; luego los descargó de los asnos y los fue guardando en la casa finalmente preguntó a su madre como estaban las cosas por el pueblo y por la casa y al final preguntó como estaba su chancha.
La anciana se posó en la misma puerta y le increpó a su hijo para pedirle explicaciones de por qué razón su chancha estaba preñada unas crías raras y que ella los había encontrado en el vientre y al final la madre agregó diciendo en tono fuerte; que como madre había tomado la decisión de matar a la puerca en vista de ya le había ocasionado muchos perjuicios.
El hijo se molestó mucho con su madre por haber dado muerte a su chancha y empezó a exigirle a que le entregara su chancha viva como sea y dijo además que a ella no le importaba  lo todo lo que el habría hecho con su chancha.
La madre, muy molesta le incriminó a su hijo y le mostró su extrañeza por lo que había sucedido con la chancha y que se dejara de loqueras; que le explicara bien de cómo la chancha pudo haber parido crías mitad humano y mitad chancho y si seguía con su actitud, la mamá le haría conocer al vecindario sobre todo este escándalo vergonzoso; el joven, muy encolerizado y aturdido, cual si hubiera perdido la razón, se abalanza sobre su madre con fuerza cosa que la anciana cae muy pesadamente sobre el piso se golpea el cerebro, lo que le origina la muerte.
El desquiciado joven, luego de su repudiable actitud, determina esconder el cadáver de su madre, borra las evidencias; al rato llega su hermana quien pregunta por su madre, el joven  miente con habilidad diciéndole a su hermana que mamá se había ido donde su comadre y que recién estaría de regreso en la noche.
La hermana le había referido a su hermano que , mamá le  había comunicado que había matado a su chancha a lo que el joven respondió afirmativamente, entonces ella le incidió para que le invitara un poco de chicharrones, su hermano le dijo que todavía no había preparado nada pero si quería, dijo que podía tostar un poco en un rato; sugerencia que aceptó la hermana.
Entonces el joven tomó el cuchillo y se dirigió a uno de los ambientes de la casa, era tanto el trastorno del joven, quien en vez de cortar unos trozos de carne de su chancha, se dirigió a donde estaba el cadáver de su madre a quien le cortó los senos, antes que la carne de adorada chancha.


Puso los senos de su madre cortados en trozos sobre la sartén, los llevó a la cocina los puso sobre el fuego para irlos tostando mientras conversaba con su hermana. Cuando ya estuvo tostado, sacó un plato, sirve una porción y luego invita a su hermana a saborear el chicharrón; la hermana le dijo que el también se sirviera a lo que el le dijo que lo haría más tarde cundo llegue mamá.
Ni bien la hermana probó el primer bocado de chicharrones, se dejó escuchar un fuerte grito que venía desde la sala; era la voz de su madre quien le increpaba de, ¿por qué se estaba comiendo sus senos. La hija alarmada se dirige a la sala y luego de ingresar a ella, ve que en rincón de esta ambiente estaba el cuerpo  de su madre aún moribunda y agonizante; ella logró contarle a su hija todo lo ocurrido.
La hermana, apenas comprendió las quejas de su moribunda madre, sale a toda prisa a la calle a dar aviso a las autoridades, con respecto a los hechos desquiciados de su hermano.
Las autoridades, mucha gente llegó a la casa del joven, donde pudieron observar con asombro lo ocurrido con la anciana y el macabro hallazgo de los restos de las crías de la chancha que eran mitad humano y mitad chancho.
Se ordenó el sepelio de la anciana, se hizo incinerar toda la carne de la puerca y sus crías fenómenos, se organizó la realización de ceremonias religiosas como rezos y misas en la iglesia del pueblo.  El joven desquiciado fue desterrado para que se fuera muy lejos y nunca volviera, vestido de andrajos y su equipaje de paja, lo que significaba que, a todo pueblo donde llegara, si alguien le daba posada, comida o bebida, recibiría el castigo de contraer pestes y enfermedades.
A la hija también le encomendaron a que se marchara y le dieron como equipaje muchas plantas medicinales silvestres para que los diera a la gente de los pueblos donde llegara y se curara de las pestes y enfermedades malignas que eran el castigo de dios para quienes ultrajaban, olvidaban y eran malos con su madre; es que todos sabía que, los pecados los pecados o faltas cometidas contra  madres, eran castigados por Dios con la propagación de pestes y enfermedades que asolaban a los pueblos, por haberle faltado a ese gran mujer símbolo de la vida y del amor..


                                               EL AMIGO NO COMPRENDIDO:

Sucedió hace muchos años que, un viajero caminante, acostumbraba transitar entre uno y otro pueblo por asuntos de negocios; en testa misión siempre iba acompañado de un hermoso perro, muy bravo, inteligente, obediente y muy fiel, a quien solo le faltaba hablar para parecerse a un ser humano.
En todos los viajes del caminante, el hermoso mastín iba a la expectativa, haciendo uso de su fino olfato y de la agudeza de sus oídos y siempre alerta ante los peligros que podían asechar a su amo.
Fue un día muy de madrugada, cuando emprendieron su viaje a un pueblo muy distante; pero antes, el caminante se dispuso a tomar un apetitoso y suculento desayuno que le sirviera su esposa; y también dio una buena porción de comida a su buen perro.
Cuando ya rayaba la aurora, salieron de casa tomando el camino de su destino; después de haber caminado una buena jornada, un poco más de dos tercios del camino escabroso, pedregoso, largo y angosto, el caminante decidió darse un pequeño descanso de mas o menos una hora y saborear un poco de su fiambre. Luego de un reparador reposo, el caminante se levanta, toma su mochilla y reemprende la caminata.
Pero, cuando ya había caminado un pequeño trecho, el perro no iba con él; entonces, da un un agudo silbido, con cuya onomatopeya acostumbraba llamar siempre a su amigo fiel; al haber escuchado al silbido, el perro se levanta en el lugar donde habían reposado y da alcance a su amo.
A partir de ese momento, el canino se puso delante del caminante sin permitirle seguir la caminata. Esta actitud del canino no le agradó al caminante y muy molesto se puso a regañarle a su amigo fiel por su extraño comportamiento.
El caminante, muy iracundo y cansado por la persistente y extraña actitud del perro, que no le dejaba de seguir su viaje, saca de entre el cinto un revolver que siempre llevaba para su defensa personal; apunta sin recelo alguno sobre su fiel mastín y descarga un certero balazo sobre la cabeza del canino.
El indefenso animal, mortalmente herido, se retira de en frente de su amo y como quien se va de regreso a casa, todo trastabillante, camina hasta donde sus últimas fuerzas se lo permiten y finalmente se tumba al piso para morir poco a poco.

El caminante, muy iracundo, reinicia su caminata ya solitario. Cuando estuvo ya muy cerca de su destino y deseando tomar las precauciones necesarias, da un chequeo para comprobar si llevaba completo sus documentos personales y algunos papeles más y que le eran necesarios para identificarse en el pueblo de su destino.
Se sorprendió mucho al comprobar que su porta documentos no estaba en sus bolsillos ni en su mochilla, a pesar de acordarse con claridad que si so los había puesto en el bolsillo antes de salir de viaje.
Entonces creyó que se le había caído en el camino, por lo que determinó de regresar de inmediato por donde había venido para poder encontrarlo. Cuando ya pasaba por el lugar donde había reposado, vió a su perro ya muerto y tendido junto al camino, por lo que determinó retirarlo a un lado para que los viajeros y sus animales no los pisotearan.
Grande fue su sorpresa, cuando levantó el cuerpo inerte del animal y descubrió que debajo de su cuerpo se encontraba su porta documentos. Es allí, que recién pudo comprender que su perro no le dejaba proseguir la caminata, por que se le había caído sus documentos.
Muy tarde fue su arrepentimiento y de nada le valió derramar un poco de lágrimas ante su tardía comprensión por la significativa conducta del fiel canino.
El caminante, muy triste y desconsolado se marchó del lugar, luego de hacerle una pequeña e improvisada tumba a su amigo fiel y con una pequeña cruz de tallos de arbustos del lugar.
“Los hombres no se comprenden entre hombres, por eso les es difícil comprender a los animales”  


                                               EL MANANTIAL ENVENENADO:

Allá por los años de 1879 – 1883, cuando se desarrollaba la nefasta Guerra con Chile; la sierra central del Perú, fue el escenario de frecuentes enfrentamientos entre los ejércitos de Perú y Chile.
Se dice que aconteció, después de una cruenta y sangrienta contienda, en donde el ejercito peruano se ungiera con la victoria y que al final el contingente chileno ya derrotado emprendió una veloz fuga, antes de hacerse prisioneros de los peruanos; el contingente peruano no se quedó atrás y empezó una tenaz persecución.
Los soldados peruanos, incansables, buscaron dar alcance al contingente enemigo; los chilenos, en medio de su desesperada fuga llegaron a un manantial, donde bebieron abundante agua para para satisfacer su aplacante sed y restablecerse del cansancio, seguidamente a toda prisa llenan sus cantimploras con el líquido elemento y finalmente proceden a envenenar el agua del manantial por sí a los peruanos se les ocurre beber en dicho manantial y luego continúan con su huída.
Poco después, el contingente de peruanos llega al manantial que los chilenos acababan de envenenarla; cuando el pequeño escuadrón peruano se detiene y se dispone a satisfacer la irresistible sed que agobiaban a todos, debido a su intenso trajinar de perseguir a los chilenos; hace su aparición apresurada una pastora, quien en la parte alta pastaba sus cabras y les alerta para que no beban el agua del manantial, ya que los chilenos lo habían envenenado; seguidamente les dijo que, si tenían tanta sed los invito a que tomen o agarren una cabra cada uno y succionen a mamen su leche, ya que casi todas tiene crías; solo así aplacarán su sed.
El jefe del pequeño escuadrón peruano, ordenó a los soldados para que tomaran cada uno una cabra y procedieran a mamar su leche y aplacar su intensa sed. Al poco rato, el jefe, quien también ya mamaba la ubre de una cabra, levanta la cabeza y observa que uno de los soldados no mamaba.
El Jefe militar, algo contrariado, interroga al soldado:
__Oiga Ud. soldado, ¿me puede decir Ud. por qué no mama?__
El soldado contesta: __¡Es que no puedo mi general!__
El general, algo irónico le increpa y exige:
__Es que acaso no puede decirme Ud., ¿Cuál es la razón para que no mame a la cabra que le corresponde?__
El soldado todo ensimismado y taciturno le responde a su superior.
__¡Es que es macho mi general__.




                              POR QUE HACER FIESTA PARA UN YESO
                                                            
Fue en una ocasión, cuando ya habían culminado las “Fiestas Patronales” en Oyón, transitaba por la Plazoleta de Oyón don Macko; en ese instante hace su aparición la señora Peta, quien al cerciorarse del paso de Macko, le pregunta:
__Y tú Macko, ¿cuándo vas ha hacer la fiesta a nuestra madrecita la Achiquita?__
Don Macko, algo airado, le responde a doña Peta en forma burlona.
__¡Qué pasa tía, para qué voy hacer fiesta a un yeso!; hacer fiesta, es gastar la plata envano, es hacer tragar a la gente por gusto y hacerlos emborrachar gratis; ¿fiesta?, solo lo hacen los tontos; además, qué me va a dar la Virgen a mí, si yo vivo de mi trabajo__
Dicho esto, don Macko se fue a su casa, luego de unos momentos, sube a su carro, arranca el motor y sale conduciendo su camioneta con dirección a Patón.
Muy tranquilo, Macko en su camioneta, atraviesan las calles de la ciudad y luego se aleja de esta; pero ocurre que, cuando ya estaba por Rumary, el motor de la camioneta deja de funcionar y se para intempestivamente.
Macko, se baja del carro, destapa la capota del motor, no ve ningún desperfecto y luego comprueba el tanque de combustible y comprueba que no había gasolina. Entonces Macko se dijo asimismo.
__A patón, ya no puedo subir con el carro;  dejar aquí la camioneta es para que alguien de mala fe se robe las piezas; mejor, voy a dar la vuelta a la camioneta rumbo a Oyón empleando mi fuerza, y como es de bajadita, va a ser más fácil volver a Oyón que subir a Patón__
Luego de esta pequeña meditación, procede a invertir la dirección de la camioneta empleando su propia fuerza, empujando para atrás y para delante de manera paulatina; cuando ya se encontraba a la mitad de su propósito, por ser mayor el peso de la camioneta, supera la fuerza de Macko y esta se desliza hacia la pendiente y a Macko solo le queda observar, ¿cómo su camioneta se precipitaba hacia el fondo de las chacras de Rumary.
Según refirió el propio Macko, que al ver que su camioneta empezaba a precipitarse quiso rezar a Dios y luego de la Virgen, pero se acordó que hace una hora había pecado, había blasfemado contra la Santa Patrona de Oyón; lo único que le quedaba a Macko, fue arrepentirse y aceptar las consecuencias de la incredulidad.


                              NO HACE LA FIESTA, PERO GOZA LA FIESTA.
                              
Las festividades costumbristas y tradicionales en los pueblos del Perú, en lo referente a su aspecto religioso, se realiza con mucha fe y fervor religioso, dedicado al santo o a la santa patrona del lugar. Los fieles devotos, tienen la obligación moral de cumplir con sus compromisos festivos para el cual se anotaron en el Libro de Fiestas de la Comunidad; en caso contrario, no debe de comprometerse.
Según nuestra fe y creencia hacia Dios, sabemos que el Todopoderoso, todo lo ve y todo lo sabe y conoce de nosotros sus seguidores sobre la real situación por la que atravesamos cada uno de nosotros.
Dios, nuestra madre “Achiquita”, a nadie le pide ni le obliga a que le hagamos su fiesta; los hombres somos libres de actuar por nuestra propia voluntad, y de comprometernos en hacer algo siempre y cuando nuestras posibilidades nos lo permitan.
Pero hay casos en que, hay personas que dicen ser muy devotos y creyentes o aprovecha de sus estado etílico y se ofrecen para hacer la fiesta, comprometiéndose ya sea para: traer la banda, ser al Apu, ser felinillo, ser padrino o mayordomo, etc.
Cuando llega el momentote cumplir con su ofrecimiento voluntario, ya no lo hacen y argumentan absurdos pretextos diciendo que no tienen plata, que están adeudados, etc.
Fue un año que, don Cleófilo se comprometió para ser Mayordomo de Fiestas, por lo que firmó el libro de compromisos festivos de la Comunidad.
Cuando llegó la fecha festiva, donde debía cumplir con su compromiso, don Cleo, ante la exigencia de la autoridad comunal, argumentó que no podía hacer la fiesta por que estaba atravesando por una situación crítica y muy difícil.
Sin embargo, durante las fiestas del pueblo se le vio embriagarse como si nada, bailó con las bandas y hasta los torneos de cinta demostrando gala y orgullo y sin vergüenza moral alguna.







A eso de las tres de la tarde, cuando el torneo de cintas se encontraba en su FACE principal, en el estadio de Oyón se jugaba un encuentro futbolístico; en ese instante, poco a poco se forma un viento tornado que cada vez se hace más grande y al final se convierte en un gran tornado huracanado luego sale del estadio para dirigirse por las calles de Oyón y curiosamente el tornado llega a la casa de don Cleo con intensas polvaredas y levanta y destapa el techo de la casa de don Cleo en forma integra y eleva las maderas y calaminas hacia el espacio en distancias bastante elevadas cual si fueran diminutas plumas.
Que tal curiosidad, el tornado se formó en el estadio y se dirige a la casa de don Cleo y levanta el techo de la casa, como si el tornado supiera que don Cleo no ha hecho la fiesta y debe pagar su decidía.

¿Qué habría sido?, ¿castigo? ó ¿casualidad?.