LA IGNORANCIA NO VALORA LO
QUE REALMENTE VALE.
Fue
un tiempo, que
vivió en Oyón,
un joven muy
dedicado, estudioso, disciplinado, inteligente y humanitario; desde
los primeros años de sus estudios, demostró ser el mejor entre sus compañeros de
aula. El joven,
con su buen
rendimiento escolar sabía
retribuir a sus
padres, demostrándole siempre buenos calificativos; por parte de sus
padres recibía todo el apoyo tanto en
lo moral,
material y espiritual.
Lo que más le alcanzaron sus
padres, fueron sus libros, que eran la mejor inversión y todos
los materiales
de enseñanza que requería el joven. El papá, era un obrero que trabajaba en
la mina
y la madre era
una mujer muy amorosa que los atendía con mucho cariño. Ellos vivían en la ciudad
de Oyón en una
modesta casita.
En su Colegio, el joven se había
convertido en la admiración y ejemplo de muchas personas y en la envidia de
otros; quizás, por no tener las cualidades y ventajas que este mozo poseía. No era para menos contar con
los más variados
libros y de
diversos autores, en
verdad una brillante colección bibliográfica, los mismos
que ocupaban una biblioteca que
ocupaba casi toda
una pared de su casa y el joven para conservarlos los había forrado muy
bien y los tenía bastante en orden.
Fue
un día viernes,
en la noche, que junto con sus padres habían planificado viajar a Lima,
para hacer
algunas compras y gestiones para ver la posibilidad de postular
a alguna universidad del
país. Dejaron
muy bien cerrada la casa con un candado
grande y habían encargado a los vecinos que estuvieran a la expectativa por sí
algunas personas de mal vivir quisieran ingresar a la casa a sustraer algo. Sus
vecinos le aseguraron que no
se preocuparan y
que iban estar
al tanto y que viajaran tranquilos sin preocuparse.
El siguiente lunes, de madrugada,
llegaron de viaje, y
al acercarse a
la puerta de
la casa pudieron comprobar con
sorpresa que la cerradura de la puerta había sido forzada y la puerta
estaba semiabierta, El joven, lo primero
que pensó fue
en sus libros y sus padres en las
cosas de la casa, muy asustados ingresaron
a la casa y vieron que algunas cosas estaban revueltas, el ladrón se
había llevado una radio
grabadora mediana dos
cajas de cuadernos nuevos sin
usar, un par de frazadas nuevas y un reloj de pared de treinta soles. Los
libros que tienen un mayor valor estaban conformes.
El joven muy preocupado contó y
recontó sus libros, pero al final se conformó por que no le
faltaba ninguno y se puso a saltar de gozo
y alegría, mientras
sus padres lo
contemplaban medio alegres y
medio atónitos hasta que al final le preguntaron por qué mostraba tanta
alegría; a lo que el joven les contestó que, “El ladrón o los ladrones que se
habían robado los cuadernos, las frazaditas la
radio y
el relojito, eran
unos vulgares ignorantes, por que habían dejado los tesoros
mas grandes, mas valiosos e incomparables de la casa, que
eran los libros y se habían
llevado unas pocas cositas sin valor”.
Los padres se dieron cuenta con
mucha admiración y luego de reflexionar le dieron la razón a su hijo y
finalmente toda la familia festejó la
ignorancia del o los ladrones que
en verdad no saben valorar lo que verdaderamente vale mucho.
EL ORDEMAL
En los pueblos de la sierra del Perú,
cuando los hijos o hijas en sus primeros años de pubertad o adolescencia, llegaban a realizar alguna acción absurda,
mal hecha o como se dice en vulgar hacer las cosas al revés; abuelos, padres,
tíos o algunos parientes les avergonzaban muchas veces satíricamente con el
calificativo de ORDEMAL.
Los antiguos campesinos, para
incentivar o avergonzar a los jóvenes de su tiempo, se ingeniaban o inventaban
algunos relatos motivadores o vergonzantes para que los niños y jóvenes se
cuidaran de incurrir en cometer errores.
Cuentan que, hace muchos años, en
alguna estancia de Oyón, vivían dos esposos que se dedicaban a la crianza de su
ganado ovino, a los cuales pastaban con mucho esmero y cuidado.
La esposa, veía que su esposo, desde
hace algún tiempo sufría de ciertas alteraciones o retardo mental. Esta familia
campesina que solo vivía del fruto de su pequeña producción pecuaria,
además de
realizar pequeños sembríos en sus chacritas, muchas veces para comprar en el
pueblo un poco de víveres y esporádicamente sus ropitas; tenían que vender uno
o dos carneritos a los carniceros que acostumbraban visitar a las estancias en
su actividad comercial.
Ocurrió un día, cuando la señora
decide bajar al pueblo de Oyón a realizar algunas compritas,
se dirigió
hacia el lugar de la choza donde siempre acostumbraba guardar su dinero pero,
se dio con la ingrata sorpresa que en el lugar no se encontraba el dinero; la
señora, muy preocupada, volteó y
revoloteó por
todos lados y no encontró el dinero ni tampoco podía explicarse, ¿cómo pudo
haber desaparecido del lugar donde lo había guardado.
Creyendo que pudo habérsele caído en
el campo cuando lo llevaba en su canasta de tejidos a los lugares donde pastaba
sus ovejitas, se puso a buscar por todos esos lugares. La pobre señora, ya con
lágrimas en los ojos, divisaba y divisaba por todas partes, pero todo resultaba
inútil. Su esposo, pese a su retardo y sus limitaciones, también puso mucho de
su parte para lograr ubicar el dinero; mientras que la señora lo hacía en un
lugar el esposo lo hacía por otro lugar y la posibilidad de hallar el dinero se
hacía cada vez más difícil y preocupante.
De un momento a otro, el esposo llamó
a su mujer desde el lugar donde se encontraba buscando el dinero.
__ ¡Au huarmi, au huarmi!; masqui shamuy... __
(__¡Oye mujer,
oye mujer, ven un momento…__)
La señora, entre recelosa y dubitativa,
creyendo que su esposa al fin ha encontrado el dinero y
Muy
esperanzada se dirigió hacia donde estaba su esposo y así poder cerciorarse del
motivo por el cual de la razón por el cual su esposo le llamaba.
Entre sollozos y lágrimas, la señora se
acerca a su esposo para interrogarlo:
__ ¿Imapami
gayaychamanchi?, ¿acaso ghuellayninsitasu tarirgunchi?__
(__¿Para qué
me has llamado?, ¿acaso has encontrado nuestro dinero?__)
El esposo le responde negativamente
aduciendo que no lo encuentra por ningún lugar; pero luego le plantea una
interrogante por demás absurda y fuera de la razón; aún más, cuando la
preocupación y desesperación de la señora era demasida seria. La pregunta absurda es:
__ Manami
guellainisi cansu ni caichopis ni huacchopis, pero; ¿imanipara cay casha
jananchoj algu ismargun?, ¿manasura sikinta tucshirgun?__
(__ No he
localizado nuestro dinero por n ingún lugar, pero; ¿cómo habrá sido capaz el
perro de defecar sobre esta espina?, ¿acaso no le habrá incado el culo?
La pobre señora, no supo en ese
momento si apedrear o largar a su esposo, o recriminarlo por su absurda
interrogante, lo que en Oyón se dice “ordemalada”. Pero, finalmente,
comprendiendo la situación de retraso
mentalñ por lo que pasaba, calló y continuó con la búsqueda de su dinero.
Hay ordemales, unos dan risa, otros
dan cólera y otros causan pena. Pero, que se puede hacer,
así son
algunos casos circunstanciales en países subdesarrollados como el nuestro, en
donde el tratamiento clínico o psiquiátrico cuestan mucho dinero.
LA ENVIDIA
MATO AL PUEBLO
( C u e n t o 1 )
En
casi todos los
pueblos del Perú,
por no decir
en todos; el
egoísmo, la envidia,
el egocentrismo chauvinista; se
constituyen en el
primer obstáculo que
impiden su desarrollo
y progreso, manteniéndolos en un prolongado letargo y receso.
No faltan individuos que dicen:
__ ¡ No !, ¡ él no sabe nada, no hay
que elegirle!__
__ ¡ No !, ¡ para qué a ese, mejor a
otro!__
No falta quienes dicen por allí:
__ ¡ Yo siempre he sido mejor que
cualquiera !__
__ ¡ Yo he hecho mejores trabajos que
todos o que los otros !__
Comentarios como
estos, son muy comunes y
frecuentes en gente envidiosa y de bajo nivel cultural y que en verdad, nunca
han tenido la capacidad realizar alguna
acción positiva, solo sirven para
criticar sin fundamento,
injuriar, difamar e
inventar calumnias. La
vida está rodeada de personas ego centristas; son muy
pocos las personas que reconocen y valoran los hechos y las obras de
trascendencia que se han hecho en los pueblos.
Hace
muchos años, un pequeño pueblo estaba constituida de
gente humilde laboriosa
y de vida apacible; los días
transcurrían uno tras otro y así se quedaba
en el olvido y en el tiempo, igual como
ocurren en muchos pueblos de la sierra del Perú.
Aconteció en cierta
ocasión, que había
retornado a este
pueblo un joven comunero, quien
residió en otra
ciudad por muchos
años, a donde se fue cuando todavía era un adolescente. Allá,
conoció, comprendió y
aprendió como progresan
y se desarrollan
muchos pueblos y se hacen grandes
en base a la unidad y solidez de sus pobladores.
Con mucho de lo
aprendido y su
gran experiencia adquirida
este comunero retornó
a su pueblo con
el deseo de realizar cambios y
transformaciones por el progreso de su querido terruño. En los
pocos días de vivencia en su
pueblo, el joven pudo observar con mucha tristeza y nostalgia, cómo las pobres
mujeres y niños del pueblo tenían que traer el agua para el uso doméstico desde
los manantiales alejados que habían en la periferia del pueblo.
También pudo observar
este comunero, que todos
los caminos se
encontraban totalmente
maltrechos, llenos de
piedras, malezas, espinas,
arbustos y fuertes
desniveles y accidentes topográficos. También
en los bosques y campos
circundantes habían fieras y alimañas que ponían en peligro la vida de los
habitantes y transeúntes.
Un día, el joven incitó
e ilustró a los comuneros, a quienes los llenó de entusiasmo para unirse en los
trabajos de limpieza
de los caminos
para que los viajeros y transeúntes se movilicen con
facilidad y lleguen
más pronto al pueblo, de acabar con las fieras y
alimañas para que
los niños y pobladores ya no tengan tanto temor o miedo y sus sembríos
crezcan sin sufrir
perjuicios ni daños , de construir un acueducto para traer el agua
hasta el pueblo
para que los
niños y las mujeres
no sufran mucho,
y así, realizar
toda acción en beneficio de todos, que al final sería el
beneficio y bienestar del pueblo en su conjunto.
El joven comunero, se
dedicó a instruir y adiestrar
a los comuneros
y a la
juventud para combatir las plagas
destructivas, las alimañas y las fieras. Luego
de una larga
y sacrificada lucha, lograron
acabar con la plaga de alimañas y fieras, lo que
permitió a los
campesinos movilizarse por
los campos y
caminos con entera
libertad. De la misma
manera, con sacrificio
denodado trabajaron los
caminos hasta hacerlos
más accesibles y llegar
mas fácil y pronto a la ciudad. Desde el manantial mas grande
construyeron un acueducto por donde
condujeron el agua hasta el mismo
pueblo, lo que
permitió a los
niños y mujeres menos sacrificio
y mayor tiempo para otros quehaceres de la casa.
Sin embargo,
habían en el pueblo algunas personas egoístas y envidiosas
que no estaban de
acuerdo con el
joven comunero simplemente
por envidia y
por incapaces: por
que estos nunca
pudieron hacer nada
por el pueblo y cada vez miraban con más envidia de
cómo el joven comunero conducía al pueblo hacia el progreso
y desarrollo. En algunas oportunidades comentaban entre ellos:
__ ¿Por qué ha tenido
que ser este joven intruso comunero, quien construyera el acueducto y la pileta del pueblo?__
__¿Por qué ha tenido
que ser este comunero quien arregle y refaccione nuestros
caminos?__
__¿Por qué ha tenido
que ser todavía este joven comunero
quien acabara con
las fieras y alimañas que azolaban a nuestro pueblo y
destruía nuestros sembríos?
No faltaron por allí
ciertos jactanciosos que comentaban:
__ Yo fui, antes que
llegara ese joven
comunero, el quien tubo
la idea de
construir el acueducto y la
pileta de agua para el pueblo__
Otro jactancioso dijo:
__ Yo fui quien tubo la idea de arreglar los caminos___
__ Yo me propuse acabar
con las fieras; ese comunero se robó mi
idea__
__ No
sé a qué
se debe esto,
lo que yo
tenía pensado, lo que yo debía haber hecho se ha entrometido ese
comunerito y se ha apropiado de mis mejores ideas__
No faltó que alguien
comentara con maldad:
__ Hoy, que ya tenemos
una pila en
el pueblo, a
nuestras mujeres les sobra el tiempo; ya no tienen mucho que hacer,
ahora nos han comenzado a pedir joyas, brillantes, lujos y ropas.__
__ Ya todos
pueden transitar por los caminos
buenos, sin sufrir percances y conocen pronto las cosas que nosotros conocimos
con penurias.__
__ Al acabar con las
fieras y alimañas, nuestros hijos ya han perdido el miedo y
hasta se van pronto y nos dejan por buscar una vida más fácil y cómoda__
__ Ciertamente __ dijo
otro envidioso __ ese
joven comunero nos
ha hecho tanto daño diciendo que estaba haciendo el
progreso de nuestro pueblo.__
Estos absurdos
comentarios se fueron
generalizando en todo
el pueblo; aquí, allá, abajo,
arriba; hasta que en una fecha menos imaginada los envidiosos
y egoístas contagiaron
a todo el humilde pueblo y acordaron expulsar al
comunero progresista.
Así ocurrió,
los desagradecidos pobladores, incitados por la maldad, expulsaron al
gestor de
su progreso con
insultos y vejámenes, este se fue, triste y apenado y
con un profundo dolor en el pecho,
no por los
insultos ni injurias,
sino por la
ignorancia y la envidia que se
apoderaba del pueblo y que a la postre sería su pronto fracaso.
Poco tiempo después
surgió en el pueblo opiniones contrarias e irreconciliables.
__Una placa necesita
nuestra pila y un nombre debe llevar__
__ También un
nombre necesita nuestro
camino y un
buen conductor necesitan nuestros
jóvenes y nuestros hijos para que les sirva de guía hacia el futuro__
__Yo tuve la idea de
construir el acueducto y la pileta, y mi nombre
debe llevar __ dijo uno
__Yo tuve la idea de
arreglar los caminos y mi nombre debe llevar__ dijo otro.
__ Yo sugerí
acabar con las fieras y alimañas, yo adiestré al los jóvenes y un
monumento se me debe de hacer__ dijo alguien.
No, fui
yo dijo uno,
dijo otro y
dijeron muchos. Mío
fue la idea
dijeron otros. Todos querían poner sus nombres a la pileta, al
acueducto, a los caminos, muchos
dijeron haber sido
el guía de los jóvenes y así se disputaron nombres, recordatorios,
monumentos, etc., etc.
Este excesivo desacuerdo
originó la pugna, la desunión, enfrentamientos surgiendo al final
la injuria y hasta el crimen.
Nadie fue
hidalgo de acordarse y reconocer al verdadero pionero de
las obras, al comunero que fuera vilmente expulsado, quien verdaderamente enrumbó
hacia el progreso a su pueblo.
Fue así,
que poco a
poco, sin capacidad
de liberarse de la envidia y la
maldad, el pueblo quedó sumergido en el olvido y el atraso, producto de la
desunión y la ignorancia.
¡ SOLO LA UNIDAD Y LA COMPRENSION EN DEMOCRACIA
SON SINÓNIMOS DE PROGRESO !
“OYON, LA VIRGEN DE LA ASUNCION Y LA GUERRA CON
CHILE”
( C u e n t o 2 )
“Tu fe te salvará”, dijo Jesucristo
a sus apóstoles y a los fieles que lo escuchaban”
En
los pueblos de la sierra del Perú, la gente es muy devota y
creyente religiosamente y se encomiendan mucho a Dios solicitando lograr sus
aspiraciones y deseos individuales y colectivos, y muchas veces
sus deseos y
peticiones se cumplen.
Por ello, digo con certeza, que, a la Sagrada Imagen De la “Virgen de la
Asunción” patrona de Oyón, se le
atribuyen muchísimos milagros
y los creyentes reafirman y
aseguran que nada se debe a la
pura casualidad o coincidencia.
Digo sí, que un pueblo devoto también
cumple con una
disciplina religiosa y moral, creyentes de que estas acciones de
fe, favorecerán a toda la
colectividad. Entonces, si
quieres esperar algo de Dios, cumple con tus obligaciones
morales y religiosas. Los milagros
no alcanzan a la maldad
ni a la injusticia. Es en razón de lo dicho en
estas primeras líneas, que paso a relatar uno de los
milagros de nuestra Santa
Patrona, acontecido en aquellos
difíciles años entre 1879 y 1883, cuando el Perú afrontaba la
Guerra del Pacífico frente a Chile, cuando el ejercito chileno recorría
muchos pueblos del Perú, vejando,
violando y robando pueblos, pero, muchos pueblos se
defendieron con denodado heroísmo. Lo
que debía ocurrir
en Oyón, no
ocurrió.
Pero antes quisiera señalar, que el
pueblo de Oyón, no fue ajeno a las pretensiones chilenas de ser asolado
y saqueado y
por lo tanto, el pueblo se encontraba preparando las
condiciones, para recibir y enfrentar a los chilenos cuando llegara el momento y hacerles frente valientemente,
defendiendo el honor de todo el pueblo.
Para no dudar de la valentía
del poblador oyonense,
puedo señalar la personalidad que siempre a caracterizado
al poblador de Oyón, como el de ser valiente, orgulloso y hasta vanidoso y defensor acérrimo de su
honor, además de ser cultos
y dominantes de
un buen léxico en la mayoría
de ellos; y
así, lo demostraban
en todo lugar
donde se encontraban, razón demás
para decir que
muchos de ellos han llegado a ser
brillantes dirigentes, sociales, sindicales, representantes de instituciones
importantes, escritores y compositores destacados.
Dice
el relato: “Que el ejército chileno después de una larga caminata de más de una
semana, por los difíciles
y escabrosos caminos que subían
desde el valle de Huaura hasta Oyón, a lo largo de las riveras del río Huaura,
tenían como objetivo saquear Oyón y
luego dirigirse a los pueblos de la sierra central para continuar con su malévolo
cometido. Se dice que, llegaron hasta la hacienda de
Rancón en Viroc, para prepararse bien y
hacer su ingreso
a Oyón; ya
en su trayecto
habían saqueado los pequeños
pueblos asentados en
las riveras del
Huaura y sabían que Oyón era un
poblado grande donde encontrarían un buen botín.
El jefe de la
expedición chilena dispuso entre sus soldados,
como debían acampar, organizó a sus respectivos vigías
y ordenó la preparación del
rancho con los
víveres encontrados bajo presión
y amenazo a los humildes moradores de Viroc. Luego de haber pasado el
rancho, el jefe de la expedición ordenó
a sus soldados para que durmieran y se levantaran muy temprano para hacer
su ingreso a Oyón, él también hizo
lo mismo. En la madrugada, el jefe de los chilenos se despertó muy
sobresaltado y preocupado, ¿qué había
pasado?, su actitud
extrañaba a su personal; reunió a
sus subalternos y les contó que había tenido un extraño sueño. Dijo: “__ He
visto entre sueños,
a una dama muy elegante y bella, quien se me ha acercado muy impositiva
y me ha
dicho que no ingrese a Oyón y no haga nada
con su gente;
además me ha
dicho que si
no le obedezco
no estaremos pasando la
cordillera de Chacua y no viviremos para contarlo__”.
“__ Es
muy extraño comentaron
sus compañeros__”, otro dijo: “__
¿ no crees que será un simple sueño?__” y alguien sugirió: “__ Por qué no te
disfrazas de campesino
de estas zonas
y subes a Oyó a averiguar lo que allí ocurre verdaderamente__
“__ Buena idea __” dijo
el jefe de
la expedición chilena,
de inmediato hicieron
que se consiguiera vestimenta
de campesino; esto
fue fácil ya que le arrebataron a algún campesino de
Viroc. El oficial se disfrazó el pueblo.
Al llegar a Rancón donde le esperaban
sus soldados, les comentó que la dama de su sueño había sido la Virgen
María, Patrona del Pueblo.
muy bien para que nadie lo notara
y luego subió a Oyón. Apenas hizo
su ingreso al pueblo por
Capillapata, pudo ver
con sorpresa que el pueblo
de Oyón preparaba trincheras defensivas
y mucha gente
se encontraban muy
bien armados; recorrió gran parte del pueblo hasta que llegó a la
Iglesia; en su trayecto miraba con mucha
atención a las
mujeres que encontraba en la
calle para reconocer
entre ellas a
la dama de
su extraño sueño;
luego hizo su
ingreso a la
Iglesia Matriz en
donde muchas mujeres se encontraban concentradas rezando y ofrendando
sus plegarias a la Santa Patrona. El
jefe chileno, avanzaba lentamente por el medio de la
Iglesia dirigiendo la mirada a toda mujer que rezaba y en ninguna podía
reconocer a la dama que
soñó, hasta que por curiosidad
levantó la mirada hacia el
altar principal. El
jefe chileno quedó sorprendido y perplejo cuando comprobó
que la dama de su sueño era la mismísima “Virgen de la
Asunción”, La “Achiquita”,
nuestra Santa Patrona.
Entre la mirada
curiosa de las mujeres que rezaban, el militar subió al altar, se sacó el anillo de oro que llevaba en el
dedo de la mano y se lo
puso a la Virgen María. Luego salió lentamente
de la Iglesia
y con suma
cautela abandonó.
El jefe chileno, tomó la determinación de no ingresar al pueblo y
ordenó a sus soldados pasar
por la parte
baja rumbo a Chacua Chica. El militar había quedado
convencido de que el pueblo estaba muy bien preparado y que
la “Achiquita” le previno para que no
hubiera un inútil derramamiento de sangre y una inútil
matanza en donde quizás los chilenos hubieran llevado la peor parte por lo
numeroso y bien armado en que se
encontraba el pueblo.
Pero, digo que La Virgen María, nuestra Santa
“Achiquita” no había deseado que
su pueblo viviera el sufrimiento
y la desgracia, por ello nos favoreció con este grandioso milagro.
Y podemos decir, que
nuestra Santa Patrona, siempre nos ha protegido y nunca ha permitido que
nuestro pueblo pase situaciones difíciles; de eso es conciente todo el pueblo
católico de Oyón.
LA VIRGEN COLOCADA
Habia una vez en Oyón, un joven llamado Indalecio Girón, que como de costumbre salía
por las mañanas a pastar sus ovejas y todos los días pasaba por un
manantial que hay en el paraje de Huashanragra; pero siempre lo hacía con la
cabeza baja o agachado.
Un dia sale de su choza, llevando a sus ovejas a pastar, mas temprano
que de costumbre y cuando pasa por el manantial de Huashanragra, ve a una
hermosa y muy bella mujer de ojos azules; se quedó totalmente impresionado y
maravillado por tan sin igual belleza, pero siguió su camino; desde ese
entonces, Indalecio se quedó muy enamorado de la belleza de la mujer que había
visto y en algunos momentos el pensaba hacerla su mujer y que más adelante fuera la madre de
sus hijos. En la tarde, cuando regresó a su choza, le comentó a sus padres y
así lo hizo también con sus amigos, refiriéndole que el había quedado muy
enamorado de aquella mujer que vió cerca al manantial. Su amigo Nicucho
Villanueva, enterado del asunto, le invita un vaso de chicha ala salida de Oyón
cerca donde hoy es el barrio de Rumipuente y la da ideas sus amigos:
-¿Por qué no te la robas para que sea tu mujer?, ya cuando sus padres
se enteran lo buscarán y al saber que te los has robado te entregarán a la
bella mujer para que sea tu consorte; no seas cojudo, róbatela de una vez.
Entonces Indalecio tomó la determinación de robarse a la bella dama tan
prontamente, montado en su caballo saino,
se dirige hacia Huashanragra, en donde suponía que encontraría a tan
bella mujer y allí mismo atraparla para robarla (antes en Oyón, robarse a una
mujer significaba tomarla por la fuerza y llevársela a su casa para hacerla su
consorte). Al llegar a lugar de Huashamragra
ve a la hermosa joven y se lo carga en el caballo; pero, aquella bella
mujer con apenas un pequeño toque realizado por el hombre, empezó a reducirse
de tamaño y se convierte finalmente en una estatua. Indalecio, muy asustado y
sorprendido por lo que le acaba de suceder, lo bajó desde su cabalgadura y lo
puso en el mismo lugar donde lo cargo. Indalecio impactado por lo ocurrido,
regresa a su casa; por muchos días se encontraba bastante asustado, ensimismado
y taciturno, Indalecio reflexionó y se dijo asimismo, que no podía seguir
manteniéndose callando, por lo que tomó la determinación de comentarles a sus
padres y amigos sobre lo que le había ocurrido. Pero, apenas Indalecio le
comentó a su padre sobre el caso; su padre se puso a recriminarle diciéndole:
-Seguro que has tomado bastante chicha con ron, y por efectos del
alcohol te estas imaginando o has tenido alucinaciones que te han hecho ver a
una linda mujer o es que en caso
contrario, el diablo se te presento vestida de mujer y tu has caído en la
tentación del diablo. Pero su madre, mucho más comprensiva y más creyente en
Diosa le dio una respuesta mucho más coherente y firme, y le dijo a Indalecio y
a su padre lo siguiente:
-Es muy seguro que algún comunero o una autoridad de alguna comunidad
vecina a dejado olvidada su Santa Patrona , y se que muy pronto van ha hacer
“Vara Trucay” en un pueblo cercano (“Vara Trkay” : entrega de cargo del
Presidente antiguo a un nuevo Presidente, que es tradición y costumbre en los
pueblos andinos del Perú) .Frente a estos comentarios, y el joven Indalecio ya
se sentía un poco mas tranquilo.
Un día, Indalecio fue a pastar sus ovejas por el mismo lugar, pero,
aquella bella joven había desaparecido del lugar. Indalecio divisó por todos
los lugares y al final aparece nuevamente a la orilla de otro manantial del
mismo lugar peinándose su larga cabellera. Entonces, el joven Indalecio
decidido nuevamente capturarla a la bella mujer, pero la mujer nuevamente se
convierte en estatua y en vos baja le pide a Indalecio para que le llevara ala
Iglesia de Oyón; y así fue que joven
Indalecio le entrega al Presidente de la Comunidad, quien le dijo que en muchas
ocasiones la Virgen Achuqita desaparecía del Altar principal y luego de algún
tiempo volvía a aparecer y que esto ocurría cuando los fieles devotos cada vez
que le adornaban la sacaban en Procesión, la Virgen pareciera que se enojaba,
haciendo que en Oyón haya lluvias torrenciales o sequías y ella desaparecía.
Por eso que a partir de la fecha en que Indalecio hizo entrega de la Virgen a
las autoridades de Oyón, estos optaron por poner ponerla en el Altar Mayor para
no sacarla nunca más y mandaron preparar otra imagen semejante y que es la que todos los años recibe la
devoción de todo el pueblo y de sus fieles con una festividad pomposa y sin
igual. Por eso le llaman la “Virgen Colocada”
OYONISTO
“TUMBA BURRO” ó
“ROBA BURRO”
En todos los pueblos del Perú, se
acostumbra nominar con un determinado adjetivo a las personas, relacionado con
la vida rutinaria o costumbres ancestrales de sus pueblos.
En muchas ocasiones hemos escuchado
calificativos como: “Machcaputo”, calificativo que se le designa al jaujino en
razón posiblemente por el hecho de que come la harina de trigo o maíz tostado
en un plato de mate conocido como “putu”. Al huancaino se le dice “Raja tabla”,
al cerreño “Metal supi”, al cajatambino “Rabañus Pacha”, etc.
El poblador oyonense originario es
conocido con dos adjetivos, “Tumba Burro” ó “Roba Burro”; esto, en razón de
relacionarlo con ese animal tan útil que es el asno, por el cual el poblador
oyonense, desde épocas muy remotas ha tenido especial predilección por este
animal, debido específicamente a su gran utilidad como medio de transporte.
“EL TUMBA BURRO”
Se cuenta que hace muchos
años vivieron en Oyón dos abigeos; estos, acostumbraban ir al campo para
sustraer ganados, sacrificándolos en el mismo campo, sin importarles de quien
era el ganado ya que solo les importaba sacar provecho propio del beneficio que
lograban luego de vender la carne.
Sucedió un día, que estos
dos abigeos prepararon su plan, luego de tener conocimiento que en un pequeño
fundo cercano habían visto muy buenos vacunos, la casa del ganadero estaba
bastante distante con respecto a los corrales donde se encontraban pastando las
reces, cosa que los abigeos consideraron
bastante fácil lograr sus objetivos ilegales.
Determinaron de ir esa
misma noche para ejecutar otro más de sus actos ilícitos; para ello, prepararon
sus lazaderas, sus puñales y machetes con los cuales dar fácil muerte a sus
presas, degollarlos y descuartizarlos en menos de que canta un gallo. Para
suerte de los abigeos, aquella noche les fue bastante lóbrega y con mucha
niebla. A unas tres horas antes de la media noche ya estos ladrones se
encontraban en el lugar donde rumiaban los ganados.
Los dos delincuentes, luego
de realizar cálculos precisos en medio de la oscuridad, solo lograban distinguir
a los animales más claros o blanquecinos, luego de aproximarse a uno de ellos,
prepararon sus lazos, listos para lanzarlos hacia el objetivo y en el momento
menos pensado, ya tenían al animal tumbado sobre el suelo, completamente
enmarrocado hasta el hocico y luego, en un abrir y cerrar de ojos lo
apuñalaron, sin que el animal tuviera posibilidad de bramar o mugir. De
inmediato lo degollaron y descuartizaron y encostalaron la carne para después
llevárselos.
Retornaron a su guarida
antes de la media noche, llevándose consigo su valiosa presa. Como todavía era
antes de la media noche, se dispusieron a dormir un par de horitas hasta la
madrugada. Muy temprano, se despertaron y se dispusieron a viajar al pueblo más
cercano para vender la carne ilícitamente adquirido. Estos dos personajes, ya
tenían la costumbre de efectuar sus contratos anticipados con dueños de
restaurantes y otras personas, cosa que así les resultaba fácil de vender su
ilícita mercadería.
Antes de emprender viaje,
los abigeos vaciaron la carne que se encontraba encostalado con la finalidad de
pesar cada una de las partes como brazos, piernas, costillas y la columna.
Grande fue su sorpresa, que quedaron sumamente exhaustos; al comprobar que en
vez de tumbar una res, habían tumbado a un burro.
La oscuridad no les había
facilitado distinguir a su presa y por ello cometieron tan risible error. Por
este hecho anecdótico en Oyón, es que hoy al oyonense se le conoce con el
apelativo de “Tumba Burro”.
“EL ROBA
BURRO”
Durante las épocas del coloniaje español, la
ruta Cerro de Pasco, Oyón, Huacho, Lima; era bastante transitada por arrieros,
muleros y hasta llameros. Es decir que, era una ruta muy estratégica y propicia,
poco distante y fácil para el traslado o viaje que se realizaba con animales de
carga.
Por esta ruta de Oyón fue que se
trasladaban los minerales extraídos e las minas y procesados en las fundiciones
de Cero de Pasco y luego llevarlos a Lima, destinados al gobierno virreynal que
recibía las riquezas mineras de toda la colonia hispana a nombre de los reyes
de España.
Aún se pueden apreciar hasta hoy, los
mencionados caminos que fueron transitados desde las etapas preincaica,
incaica, coloniaje y república y en muchos tramos, hasta hoy se hacen uso de
estos caminos.
Las rutas más transitadas por esta región
habría sido de: Lima - Huacho – Sayán – Oyón –
Uchuc Chacua – Yanahuanca – Cerro de Pasco.
Lima – Huacho – Sayán – Oyón – Uchuc
Chacua – Pomayaros – Pacoyán – Cerro de Pasco.
Lima – Huacho – Sayán – Oyón – Chacua
Grande – Jumashga – Ricrán – Cerro de Pasco.
Por la primera ruta, se encontraba
instalada la línea de correos y telégrafos que comunicaba a lima con el centro
del país. Además esta era la ruta por donde se transportaba el oro y la plata
de las minas de Cerro de Pasco hacia Lima, sobre el lomo de mulos, asnos y
llamas y se puede afirmar también que era la ruta de más fácil acceso para las
transacciones comerciales entre la costa central y la sierra central.
“Cuentan que, durante aquellos años,
cuando los arrieros que trasladaban sobre sus mulos y asnos los preciados
minerales, el poblador oyonense mostraba siempre una especial preferencia por
los asnos o borricos; esto quizas, debido a su gran utilidad y resistencia para
el transporte de sus cosechas o para sus viajes a larga distancia.
Aconteció un día que, unos arrieros que
venían desde Cerro de Pasco, transportaban oro y plata con un número apreciable
de asnos y mulos; deciden reposar o tomar un pequeño descanso en un paraje muy
cerca al pueblo de Oyón. Allí abundaban los pastos y era oportuno a que los
arrieros aprovecharan para que por un momento sus asnos y mulos se alimentaran
mientras ellos aprovechaban para descansar un poco y comer sus fiambres y luego
mas tarde continuar con su viaje.
No muy lejos, desde cierta distancia, un
poblador oyonence les observaba, sin que los viajeros los pudieran notar. El
oyonense, observaba todas las acciones y movimientos de los arrieros y también
de los animales y contemplaba cómo los animales se iban dispersando a medida
como iban comiendo el pasto.
Cuando los viajeros comenzaron a ingerir
sus alimentos, el oyonense consideró la oportunidad propicia al notar que, un
poco alejado del grupo estaba un burro, se dirigió hacia el señalado borrico
con mucha cautela y cuidando de no ser visto, llegó donde se encontraba el
jumento, procede a desatar y descargar la plata que se encontraba sobre el lomo
del animal, luego se lleva al burro a prisa por entre los arbustos sin que los
arrieros se dan cuanta, dejando tirado sobre el piso la valiosa carga de plata.
Por este caso anecdótico es que hasta
hoy, se le titpifica al poblador oriundo de Oyòn, cono “Roba Burro”.
MI BURRO NO QUIERE
TOMAR EL AGUA INGENIERO.
En el pueblo de Oyón, , desde los épocas
preincaicas, incaicas; por toda la etapa del coloniaje, los pobladores
oyonenses, en su generalidad, habitualmente han poseído y poseen hasta la
actualidad, ritos y creencias muy especiales con respecto a la naturaleza,
dentro de ellos está el agua, para cuyo, para cuyo elemento líquido y vital le
brindan una especial predilección; por que los campesinos saben muy bien que
el que el agua es “fuente de vida”. Los
moradores del campo saben a plenitud que
en las lagunas alto andinas abundan diversas aves silvestres como las
huachuas o huallatas, los patos alto andinos, los corcovados, los yanavicus y
otras especies más cuyas carnes son tan exquisitas para el poblador del campo.
También en las lagunas alto andinas
habitan unos pequeños pecesillos conocidos como las challhuas y las ranas
acuáticas que también tiene su carne muy nutritiva y agradable; durante la
temporada del invierno serrano, en las orillas de las lagunas abunda el cushuro
y el ururo, con los mismos que se preparan potajes muy agradables. Por ello
digo con certeza, que las aguas de los rios, lagunas y manantiales de los andes
se constituyen en “fuente de vida” para el desarrollo y crecimiento de las
plantas, de los animales y de los seres humanos.
De igual manera, los oyonenses, son muy
amantes de sus animales, de entre ellos está el asno o burro, jumento o asno
como algunos lo conocen; El burro, es un animal muy útil para los comuneros de
esta zona, por que lo utilizan para trasladar sus equipajes o cargas hasta sus
estancias o a sus chacras, o hacia algún lugar distante donde requieren llevar
equipaje pesado.
Cuentan
que, desde hace mucho tiempo, siguiendo la costumbre de sus ancestros, un
campesino de Oyón tenía por costumbre todos los fines de semana, de viajar
desde su estancia donde se dedicaba a la cría de ganados vacunos y ovinos,
hasta el pueblo de Oyón, para
suministrarse de alimentos y otros requerimientos que necesitaba en el campo
para satisfacer sus necesidades más apremiantes.
Este campesino, para ir a
Oyón, tenía por costumbre de frecuentar un camino por donde era más cerca
llegar a Oyón. Por allí junto al camino pasaba un riachuelo de aguas muy
limpias, transparentes y agradables, que le permitía aplacar su sed luego de
una larga jornada de caminata, lo mismo sucedía con el burro que siempre bebía
el agua del riachuelo muy
plácidamente y con mayor frecuencia cuando seguían el camino de retorno
a la estancia, ya que ganadero y su borrico retornaban con equipajes pesados.
Pasado algún tiempo, el
campesino pudo observar que una empresa minera se había instalado en lo alto de
la cuenca del riachuelo, con la finalidad de explotar el mineral que abundaba
en el corazón de los cerros. Se sabe también que, la minera, luego de haber
realizado el proceso de exploración, inicia el proceso de extracción y
explotación de los minerales; al final, para complementar mejor su producción,
proceden a instalar una planta Concentradora de minerales y para esta
operación, comenzaron a utilizar el agua del riachuelo, poniendo en y con ello
poner en peligro la “fuente de vida” de todos los habitantes de la zona andina,
entre ellos a las plantas, animales y seres humanos.
No había pasado mucho
tiempo luego de luego de iniciado los procesos de concentrado de minerales en
la mencionada mina. El campesino empezó a comprobar con estupor, molestia y
fastidio, que, cada vez cuando pasaba por el arroyo, su burro ya no quería
beber el agua. Entonces, se puso a meditar y extraer sus propias conclusiones;
al final se dijo a sí mismo, que posiblemente los trabajos mineros estaban
contaminando el agua y que la vida en toda la zona se ponía en peligro, esto en
razón de que la empresa ya había puesto en peligro a su principal “fuente de
vida” que era el agua.
Tomó la determinación de
hacerse presente ante el Superintendente de la mina, para presentar su justo
reclamo ante su representada; allí le refirió que, desde que la empresa había
iniociado sus operaciones mineras en sus tierras, el campesino se había
percatado que su burro ya no quería beber el agua de este riachuelo; Le reclamó
con energía al Superintendente sustentando que la empresa estaba poniendo en
peligro la fuente de vida de todas las especies que vivían en las zonas
periféricas a la mina; ocurría que el agua ya estaba contaminada por los
efectos de los productos químicos que se utilizan en el concentrado de
minerales.
Por su parte, el
Superintendente de la mina, le increpa al campesino, indicándole que su versión
era ridícula, absurda y ambigua; que en el riachuelo no había ningún tipo de
contaminación y que la empresa se estaba preocupando de mantener el control y
tratamiento de las aguas que se usaban en el concentrado de minerales; prueba
de ello eran los análisis correspondientes que de manera permanente realizaba
la empresa minera, para controlar los efectos de la contaminación; además,
continuó el Superintendente, la empresa minera está cumpliendo con sus
obligaciones ante las autoridades ambientales correspondientes como DIGESA, y
que se estaba aplicando el ISO 9001, el ISO 14001, etc., etc.; prueba de ello
eran las certificaciones y reconocimientos obtenidos por la empresa, como
estímulo, por su preocupación de mantener la permisibilidad del agua de la zona
y por lo tanto no había contaminación.
El campesino muy
contrariado y defraudado le refirió al Superintendente incidiendo de esta
manera:
__ Yo le entiendo
perfectamente Sr. Superintendente, todo lo que Ud. me acaba de explicar y
demostrar; Pero, yo no sabría como explicarle; mejor dicho, quisiera que, todo
eso lo que Ud. me ha referido a mí, le expique a mi burro, por que es el quien
no quiere tomar el agua señor Ingeniero.
El Superintendente, muy
molesto, llamó a su policía de seguridad indicándole para que le saquen de la
oficina al campesino por malcriado e irrespetuoso.
A pesar de reclamar por su
fuente de vida, reclamar la pureza del agua, con pruebas contundentes como: que
el burro ya no quería beber el agua desde cuando la mina empezó a verter sus
relaves mineros; el campesino no fue escuchado. Muchas actividades industriales
están poniendo en peligro la vida de la humanidad, están agotando nuestras
principales fuentes de vida.
HICIMOS LA
CARRETERA POR DONDE VAN LOS BURROS.
A los pocos años de haberse terminado de construir la carretera a Oyón,
una delegación de funcionarios del Estado llegaron a Oyón para poder recibir
algunas inquietudes del pueblo y de sus autoridades, ya que el Gobierno estaba
empeñado en atender a los pueblos en diversas necesidades como: educación,
salud, saneamiento, etc.
Las autoridades y el pueblo prepararon una recepción calurosa y amena
para los funcionarios, los mismos que consistían en prepararles sabrosos platos
típicos y momentos festivos al son del arpa oyonense.
Los funcionarios apenas llegaron a Oyón se reunieron con las autoridades
y le solicitaron algunos informes e inquietudes que más tenían; luego se
procedió a ofrecerles el banquete preparado que consistía en un plato de Jaca
Rogro y la Pachamanca oyonense con su típico muñahuanco.
En una conversación amena, un poblador de Oyón le interroga a los
funcionarios, incidiendo en: ¿Qué les parecía Oyón como pueblo?__
El funcionario respondió: __Oh, es maravilloso y con un aire puro y
saludable y su comida ni qué decir, muy agradable__
Luego el poblano pregunta: ¿Y que es lo que menos le gustaba de su
visita a Oyón?
El funcionario responde: __Ah, la carretera; en algunos lugares te
causa mucho miedo, cundo ves profundas pendientes y cañones que tienen al fondo
el río Huaura?. Pero, yo les pregunto a ustedes; ¿Quiénes han sido los ingenieros
que han trazado esta carretera que llega dede la capital hasta Oyón?
El poblador responde: __Nosotros, no hemos buscado ingenieros para
hacer nuestra carretera.__
El funcionario replica __Entonces, ¿cómo han hecho su carretera?__
El poblador: __Nosotros, hemos soltado a nuestros burros hacia delante,
y por donde ivan nuestrao burros, hemos hecho nuestra carretera__
El funcionario:__ Ah, que interesante; y ¿qué hubieran hecho ustedes si
no hubieran tenido burros?
El poblador: __¡Haa!, entonces, recién hubiéramos contratado
ingenieros.
SU
MUJER ERA LA CHANCHA
La zoofilia,
es una aberración sexual que consiste en la práctica sexual con animales; esto
sucede en personas que viven junto a sus animales en el campo. Mientras que
en las grandes ciudades, se han hecho
del sexo, negocios y aberraciones extremadamente inmorales como son: la
prostitución en todas sus formas, el homosexualismo, las violaciones impunes.
En el campo o en la sierra del Perú, la moral es muchas veces más sana. En
raras ocasiones se escucha por allí, que algún campesino practica la zoofilia.
Estas acciones
anormales se convierten en un hecho vergonzoso y repugnante, cuando el
individuo que lo practica es descubierto por alguien. También es bastante
sabido que campesinos o campesinas practican la zoofilia practican la zoofilia
con sus perros, burros, chanchos, gallinas, ovejas, etc.
Nuestros
antepasados aconsejaban mucho a los jóvenes sobre temas referidos al caso,
mediante el relato de ciertos mitos.
´´ Cuentan,
que hace muchos años vivía en un pueblito de la zona de Oyón, una sacrificada
madre anciana con sus dos hijos jóvenes, un varón y una mujer. Esta última ya
era desposada, por lo que se deduce que vivía en otro domicilio del pueblo con
su marido, mientras que el hijo varón ya bastante joven, todavía vivía con su
madre.
Se comenta,
que el hijo varón de la anciana, ya estaba en la edad ideal de tener esposa, y
su madre, no comprendía los motivos de su negativa de no tener una mujer y se
comentaba, que en el pueblo, nunca fue capaz de enamorar o pretender a alguna
joven o mozuela, mostrándose muchas veces
tímido y escurridizo ante ellas.
Su mejor
afición en casa era criar puercos, a los que atendía muy denodadamente, con
mucho esmero y cuidado; además se notaba que tenía especial preferencia por su
chancha grande que era de buena raza al que el joven daba de comer con especial
interés y aparte de los demás porcinos y en otra tinaja.
Mientras
tanto, la madre del joven, creía que su hijo no contraía matrimonio,
sencillamente por no querer desampararla y acompañarla hasta sus últimos días y
no se imaginaba lo extremadamente extraño que venía aconteciendo en casa.
Se dice
también, que la chancha consentida del joven acostumbraba ocasionar perjuicios
en casa, robaba la papa de la pirhua, destruía los pellejos, mantas o frazadas;
y, cuando la anciana madre se volvía iracunda por los desastres que causaba la
chancha en su casa; el hijo trataba de calmar a su madre y siempre le
argumentaba que su chancha valía mucho más que las cosas destruidas y que estos
se podían conseguir con facilidad.
Alguna vez, la
anciana propuso a su hijo para que matara a su chancha indicando que estaba
gorda y grande y que de esta se podría sacar buena carne y cecina para vender y
con otra parte preparar buenos chicharrones; El joven algo contrariado
contradijo a su madre aduciendo, que si quería matar chanchos que se comprara
de quien sea, pero que a su chancha nadie lo iba ha matar. Ante esta respuesta
la madre se puso a llorar un poco pero luego reflexionó y se tranquilizó.
Ocurrió en
cierta ocasión, que el joven tubo que viajar a un pueblo cercano porque era la
temporada de cosecha de maíz, trigo, o otros productos más; mientras tanto, la
madre del joven se quedó al cuidado de los animales. Ocurrió lo inesperado;
mientras la anciana se dedicaba a los quehaceres de su hogar, la chancha que ya
se encontraba preñada para ese entonces, sale del zaguán de la casa y entra a
la casa de la vecina y en ella destruye algunas cosas; la vecina, al escuchar
los ruidos producidos por los destrozos que ocasionaba la chancha sale de su
cocina y al ingresar a su casa se da con la sorpresa que sale la chancha de la
vecina algo estampada y veloz, luego de inspeccionar sus pertenencias, se da
cuenta que la chancha le ha ocasionado grandes perjuicios entre sus
pertenencias; por lo que comunica de inmediato a la anciana.
La ancianita,
ni bien conoce el incidente ocasionado por la puerca, se encoleriza, toma el
puñal y da muerte a la chancha, luego prepara un poco de paja, incinera el
pelaje del animal muerto,
lo que en el
pueblo se conoce como cashpar; seguidamente procede a lavar al animal muerto,
luego lo desviscera y es en este momento, que con mucho asombro descubre que la
chancha preñada tenía en el vientre unas crías muy extrañas, es decir, la mitad
del cuerpo chanchos y la mitad humano.
La ancianita,
sin saber que hacer y evitando comentar con la vecindad por vergüenza,
comprendió que esta era la razón, sobre las exageradas atenciones que tenía su
hijo con respecto a la chancha.
Finalmente,
entre lágrimas y pensamientos tormentosos, procedió a descuartizar la carne del
animal, lavar las vísceras y luego esconde la matriz para exigir explicaciones
a su hijo cuando retorne del viaje.
Esa misma
tarde, el joven estuvo de retorno a casa, con su equipaje de maíz, trigo y
arbejas; luego los descargó de los asnos y los fue guardando en la casa
finalmente preguntó a su madre como estaban las cosas por el pueblo y por la
casa y al final preguntó como estaba su chancha.
La anciana se
posó en la misma puerta y le increpó a su hijo para pedirle explicaciones de
por qué razón su chancha estaba preñada unas crías raras y que ella los había
encontrado en el vientre y al final la madre agregó diciendo en tono fuerte;
que como madre había tomado la decisión de matar a la puerca en vista de ya le
había ocasionado muchos perjuicios.
El hijo se
molestó mucho con su madre por haber dado muerte a su chancha y empezó a
exigirle a que le entregara su chancha viva como sea y dijo además que a ella
no le importaba lo todo lo que el habría
hecho con su chancha.
La madre, muy
molesta le incriminó a su hijo y le mostró su extrañeza por lo que había
sucedido con la chancha y que se dejara de loqueras; que le explicara bien de
cómo la chancha pudo haber parido crías mitad humano y mitad chancho y si
seguía con su actitud, la mamá le haría conocer al vecindario sobre todo este
escándalo vergonzoso; el joven, muy encolerizado y aturdido, cual si hubiera
perdido la razón, se abalanza sobre su madre con fuerza cosa que la anciana cae
muy pesadamente sobre el piso se golpea el cerebro, lo que le origina la
muerte.
El desquiciado
joven, luego de su repudiable actitud, determina esconder el cadáver de su
madre, borra las evidencias; al rato llega su hermana quien pregunta por su
madre, el joven miente con habilidad
diciéndole a su hermana que mamá se había ido donde su comadre y que recién
estaría de regreso en la noche.
La hermana le
había referido a su hermano que , mamá le
había comunicado que había matado a su chancha a lo que el joven
respondió afirmativamente, entonces ella le incidió para que le invitara un
poco de chicharrones, su hermano le dijo que todavía no había preparado nada
pero si quería, dijo que podía tostar un poco en un rato; sugerencia que aceptó
la hermana.
Entonces el
joven tomó el cuchillo y se dirigió a uno de los ambientes de la casa, era
tanto el trastorno del joven, quien en vez de cortar unos trozos de carne de su
chancha, se dirigió a donde estaba el cadáver de su madre a quien le cortó los
senos, antes que la carne de adorada chancha.
Puso los senos
de su madre cortados en trozos sobre la sartén, los llevó a la cocina los puso
sobre el fuego para irlos tostando mientras conversaba con su hermana. Cuando
ya estuvo tostado, sacó un plato, sirve una porción y luego invita a su hermana
a saborear el chicharrón; la hermana le dijo que el también se sirviera a lo
que el le dijo que lo haría más tarde cundo llegue mamá.
Ni bien la
hermana probó el primer bocado de chicharrones, se dejó escuchar un fuerte
grito que venía desde la sala; era la voz de su madre quien le increpaba de,
¿por qué se estaba comiendo sus senos. La hija alarmada se dirige a la sala y
luego de ingresar a ella, ve que en rincón de esta ambiente estaba el
cuerpo de su madre aún moribunda y
agonizante; ella logró contarle a su hija todo lo ocurrido.
La hermana,
apenas comprendió las quejas de su moribunda madre, sale a toda prisa a la
calle a dar aviso a las autoridades, con respecto a los hechos desquiciados de
su hermano.
Las
autoridades, mucha gente llegó a la casa del joven, donde pudieron observar con
asombro lo ocurrido con la anciana y el macabro hallazgo de los restos de las
crías de la chancha que eran mitad humano y mitad chancho.
Se ordenó el
sepelio de la anciana, se hizo incinerar toda la carne de la puerca y sus crías
fenómenos, se organizó la realización de ceremonias religiosas como rezos y
misas en la iglesia del pueblo. El joven
desquiciado fue desterrado para que se fuera muy lejos y nunca volviera,
vestido de andrajos y su equipaje de paja, lo que significaba que, a todo
pueblo donde llegara, si alguien le daba posada, comida o bebida, recibiría el
castigo de contraer pestes y enfermedades.
A la hija
también le encomendaron a que se marchara y le dieron como equipaje muchas
plantas medicinales silvestres para que los diera a la gente de los pueblos
donde llegara y se curara de las pestes y enfermedades malignas que eran el
castigo de dios para quienes ultrajaban, olvidaban y eran malos con su madre;
es que todos sabía que, los pecados los pecados o faltas cometidas contra madres, eran castigados por Dios con la
propagación de pestes y enfermedades que asolaban a los pueblos, por haberle
faltado a ese gran mujer símbolo de la vida y del amor..
EL AMIGO NO COMPRENDIDO:
Sucedió hace muchos años que, un viajero caminante, acostumbraba
transitar entre uno y otro pueblo por asuntos de negocios; en testa misión
siempre iba acompañado de un hermoso perro, muy bravo, inteligente, obediente y
muy fiel, a quien solo le faltaba hablar para parecerse a un ser humano.
En todos los viajes del caminante, el hermoso mastín iba a la
expectativa, haciendo uso de su fino olfato y de la agudeza de sus oídos y
siempre alerta ante los peligros que podían asechar a su amo.
Fue un día muy de madrugada, cuando emprendieron su viaje a un pueblo
muy distante; pero antes, el caminante se dispuso a tomar un apetitoso y
suculento desayuno que le sirviera su esposa; y también dio una buena porción
de comida a su buen perro.
Cuando ya rayaba la aurora, salieron de casa tomando el camino de su
destino; después de haber caminado una buena jornada, un poco más de dos
tercios del camino escabroso, pedregoso, largo y angosto, el caminante decidió
darse un pequeño descanso de mas o menos una hora y saborear un poco de su
fiambre. Luego de un reparador reposo, el caminante se levanta, toma su
mochilla y reemprende la caminata.
Pero, cuando ya había caminado un pequeño trecho, el perro no iba con
él; entonces, da un un agudo silbido, con cuya onomatopeya acostumbraba llamar
siempre a su amigo fiel; al haber escuchado al silbido, el perro se levanta en
el lugar donde habían reposado y da alcance a su amo.
A partir de ese momento, el canino se puso delante del caminante sin
permitirle seguir la caminata. Esta actitud del canino no le agradó al
caminante y muy molesto se puso a regañarle a su amigo fiel por su extraño
comportamiento.
El caminante, muy iracundo y cansado por la persistente y extraña
actitud del perro, que no le dejaba de seguir su viaje, saca de entre el cinto
un revolver que siempre llevaba para su defensa personal; apunta sin recelo
alguno sobre su fiel mastín y descarga un certero balazo sobre la cabeza del
canino.
El indefenso animal, mortalmente herido, se retira de en frente de su
amo y como quien se va de regreso a casa, todo trastabillante, camina hasta
donde sus últimas fuerzas se lo permiten y finalmente se tumba al piso para
morir poco a poco.
El caminante, muy iracundo, reinicia su caminata ya solitario. Cuando
estuvo ya muy cerca de su destino y deseando tomar las precauciones necesarias,
da un chequeo para comprobar si llevaba completo sus documentos personales y
algunos papeles más y que le eran necesarios para identificarse en el pueblo de
su destino.
Se sorprendió mucho al comprobar que su porta documentos no estaba en
sus bolsillos ni en su mochilla, a pesar de acordarse con claridad que si so
los había puesto en el bolsillo antes de salir de viaje.
Entonces creyó que se le había caído en el camino, por lo que determinó
de regresar de inmediato por donde había venido para poder encontrarlo. Cuando
ya pasaba por el lugar donde había reposado, vió a su perro ya muerto y tendido
junto al camino, por lo que determinó retirarlo a un lado para que los viajeros
y sus animales no los pisotearan.
Grande fue su sorpresa, cuando levantó el cuerpo inerte del animal y
descubrió que debajo de su cuerpo se encontraba su porta documentos. Es allí,
que recién pudo comprender que su perro no le dejaba proseguir la caminata, por
que se le había caído sus documentos.
Muy tarde fue su arrepentimiento y de nada le valió derramar un poco de
lágrimas ante su tardía comprensión por la significativa conducta del fiel
canino.
El caminante, muy triste y desconsolado se marchó del lugar, luego de
hacerle una pequeña e improvisada tumba a su amigo fiel y con una pequeña cruz
de tallos de arbustos del lugar.
“Los hombres no se comprenden entre hombres, por eso les es difícil
comprender a los animales”
EL
MANANTIAL ENVENENADO:
Allá por los años de 1879 – 1883, cuando se desarrollaba la nefasta
Guerra con Chile; la sierra central del Perú, fue el escenario de frecuentes
enfrentamientos entre los ejércitos de Perú y Chile.
Se dice que aconteció, después de una cruenta y sangrienta contienda,
en donde el ejercito peruano se ungiera con la victoria y que al final el
contingente chileno ya derrotado emprendió una veloz fuga, antes de hacerse
prisioneros de los peruanos; el contingente peruano no se quedó atrás y empezó
una tenaz persecución.
Los soldados peruanos, incansables, buscaron dar alcance al contingente
enemigo; los chilenos, en medio de su desesperada fuga llegaron a un manantial,
donde bebieron abundante agua para para satisfacer su aplacante sed y
restablecerse del cansancio, seguidamente a toda prisa llenan sus cantimploras
con el líquido elemento y finalmente proceden a envenenar el agua del manantial
por sí a los peruanos se les ocurre beber en dicho manantial y luego continúan
con su huída.
Poco después, el contingente de peruanos llega al manantial que los
chilenos acababan de envenenarla; cuando el pequeño escuadrón peruano se
detiene y se dispone a satisfacer la irresistible sed que agobiaban a todos,
debido a su intenso trajinar de perseguir a los chilenos; hace su aparición
apresurada una pastora, quien en la parte alta pastaba sus cabras y les alerta
para que no beban el agua del manantial, ya que los chilenos lo habían
envenenado; seguidamente les dijo que, si tenían tanta sed los invito a que
tomen o agarren una cabra cada uno y succionen a mamen su leche, ya que casi
todas tiene crías; solo así aplacarán su sed.
El jefe del pequeño escuadrón peruano, ordenó a los soldados para que
tomaran cada uno una cabra y procedieran a mamar su leche y aplacar su intensa
sed. Al poco rato, el jefe, quien también ya mamaba la ubre de una cabra,
levanta la cabeza y observa que uno de los soldados no mamaba.
El Jefe militar, algo contrariado, interroga al soldado:
__Oiga Ud. soldado, ¿me puede decir Ud. por qué no mama?__
El soldado contesta: __¡Es que no puedo mi general!__
El general, algo irónico le increpa y exige:
__Es que acaso no puede decirme Ud., ¿Cuál es la razón para que no mame
a la cabra que le corresponde?__
El soldado todo ensimismado y taciturno le responde a su superior.
__¡Es que es macho mi general__.
POR
QUE HACER FIESTA PARA UN YESO
Fue en una ocasión, cuando ya habían culminado las “Fiestas Patronales”
en Oyón, transitaba por la Plazoleta de Oyón don Macko; en ese instante hace su
aparición la señora Peta, quien al cerciorarse del paso de Macko, le pregunta:
__Y tú Macko, ¿cuándo vas ha hacer la fiesta a nuestra madrecita la
Achiquita?__
Don Macko, algo airado, le responde a doña Peta en forma burlona.
__¡Qué pasa tía, para qué voy hacer fiesta a un yeso!; hacer fiesta, es
gastar la plata envano, es hacer tragar a la gente por gusto y hacerlos
emborrachar gratis; ¿fiesta?, solo lo hacen los tontos; además, qué me va a dar
la Virgen a mí, si yo vivo de mi trabajo__
Dicho esto, don Macko se fue a su casa, luego de unos momentos, sube a
su carro, arranca el motor y sale conduciendo su camioneta con dirección a
Patón.
Muy tranquilo, Macko en su camioneta, atraviesan las calles de la
ciudad y luego se aleja de esta; pero ocurre que, cuando ya estaba por Rumary,
el motor de la camioneta deja de funcionar y se para intempestivamente.
Macko, se baja del carro, destapa la capota del motor, no ve ningún
desperfecto y luego comprueba el tanque de combustible y comprueba que no había
gasolina. Entonces Macko se dijo asimismo.
__A patón, ya no puedo subir con el carro; dejar aquí la camioneta es para que alguien
de mala fe se robe las piezas; mejor, voy a dar la vuelta a la camioneta rumbo
a Oyón empleando mi fuerza, y como es de bajadita, va a ser más fácil volver a
Oyón que subir a Patón__
Luego de esta pequeña meditación, procede a invertir la dirección de la
camioneta empleando su propia fuerza, empujando para atrás y para delante de
manera paulatina; cuando ya se encontraba a la mitad de su propósito, por ser
mayor el peso de la camioneta, supera la fuerza de Macko y esta se desliza
hacia la pendiente y a Macko solo le queda observar, ¿cómo su camioneta se
precipitaba hacia el fondo de las chacras de Rumary.
Según refirió el propio Macko, que al ver que su camioneta empezaba a
precipitarse quiso rezar a Dios y luego de la Virgen, pero se acordó que hace
una hora había pecado, había blasfemado contra la Santa Patrona de Oyón; lo
único que le quedaba a Macko, fue arrepentirse y aceptar las consecuencias de
la incredulidad.
NO
HACE LA FIESTA, PERO GOZA LA FIESTA.
Las festividades costumbristas y tradicionales en los pueblos del Perú,
en lo referente a su aspecto religioso, se realiza con mucha fe y fervor
religioso, dedicado al santo o a la santa patrona del lugar. Los fieles
devotos, tienen la obligación moral de cumplir con sus compromisos festivos
para el cual se anotaron en el Libro de Fiestas de la Comunidad; en caso
contrario, no debe de comprometerse.
Según nuestra fe y creencia hacia Dios, sabemos que el Todopoderoso,
todo lo ve y todo lo sabe y conoce de nosotros sus seguidores sobre la real
situación por la que atravesamos cada uno de nosotros.
Dios, nuestra madre “Achiquita”, a nadie le pide ni le obliga a que le
hagamos su fiesta; los hombres somos libres de actuar por nuestra propia
voluntad, y de comprometernos en hacer algo siempre y cuando nuestras
posibilidades nos lo permitan.
Pero hay casos en que, hay personas que dicen ser muy devotos y
creyentes o aprovecha de sus estado etílico y se ofrecen para hacer la fiesta,
comprometiéndose ya sea para: traer la banda, ser al Apu, ser felinillo, ser
padrino o mayordomo, etc.
Cuando llega el momentote cumplir con su ofrecimiento voluntario, ya no
lo hacen y argumentan absurdos pretextos diciendo que no tienen plata, que
están adeudados, etc.
Fue un año que, don Cleófilo se comprometió para ser Mayordomo de
Fiestas, por lo que firmó el libro de compromisos festivos de la Comunidad.
Cuando llegó la fecha festiva, donde debía cumplir con su compromiso,
don Cleo, ante la exigencia de la autoridad comunal, argumentó que no podía
hacer la fiesta por que estaba atravesando por una situación crítica y muy
difícil.
Sin embargo, durante las fiestas del pueblo se le vio embriagarse como
si nada, bailó con las bandas y hasta los torneos de cinta demostrando gala y
orgullo y sin vergüenza moral alguna.
A eso de las tres de la tarde, cuando el torneo de cintas se encontraba
en su FACE principal, en el estadio de Oyón se jugaba un encuentro
futbolístico; en ese instante, poco a poco se forma un viento tornado que cada
vez se hace más grande y al final se convierte en un gran tornado huracanado
luego sale del estadio para dirigirse por las calles de Oyón y curiosamente el
tornado llega a la casa de don Cleo con intensas polvaredas y levanta y destapa
el techo de la casa de don Cleo en forma integra y eleva las maderas y
calaminas hacia el espacio en distancias bastante elevadas cual si fueran
diminutas plumas.
Que tal curiosidad, el tornado se formó en el estadio y se dirige a la
casa de don Cleo y levanta el techo de la casa, como si el tornado supiera que
don Cleo no ha hecho la fiesta y debe pagar su decidía.
¿Qué habría sido?, ¿castigo? ó ¿casualidad?.