EL
NIÑO PERDIDO
(
Hace
muchos años, en
Raura, cuando todavía
no se trabajaba las
minas de mineral,
vivían en las
zonas donde abundan
los pastos naturales,
unos pequeños ganaderos
que se dedicaban al pastoreo de sus ovejas y auquénidos,
y por allí
cerca tenían sus
chozas o estancias
en donde habitaban
para guarecerse de
las fuertes lluvias,
granizos y nevadas
que caracterizan al lugar, además
del fuerte frío.
Se dice que un hecho inédito
ocurrió hace mucho
tiempo, que los ganaderos a lo
lejos veían un niño que
a veces jugaba,
otras corría y
también lloraba. Algunos
pastores del lugar, pensaban que
era el hijo
de algún otro
criandero que tenía su estancia cerca de las cumbres nevadas.
Un
día, uno de los
pastores vio al niño jugando, entonces decide ir a ver quien era ese niño y
en que
parte vivía, miró por donde podría
llegar sin ser visto por el niño, luego de planificar
muy bien su
trayecto, se acerca
cuidadosamente, medio extrañado
mira al
niño que no
era como los
otros niñitos del lugar,
de caritas quemadas por el frío,
el pelo negro; este niño era diferente,
era un niño de aspecto colorado, el pelo rubio y los ojos muy pardos;
el pastor se
esconde tras de
unas rocas para tranquilizarse y respirar bien, luego
sale rápido y
mira el lugar donde estaba el niño,
y queda sorprendido
y abobado al
darse cuenta que
el niño ya
no estaba allí;
medio trastornado llegó
hasta el mismo
lugar, en la roca donde
vio jugando al niño,
y allí pudo notar
que entre las
rocas había unas
piedrecillas amarillas
brillantes; el pastor
solo atinó a pensar que con esas
piedrecillas estaría jugando el niño. El pastor, retornó a su choza y contó a
los demás lo
que había visto
pero, estos no quisieron creerle pensando que eles estaba mintiendo.
Había pasado
un pequeño tiempo,
y el pastor,
nuevamente ve la
niño casi por los mismos lugares; esta vez, el niño dice
que subía una pequeña pendiente
emitiendo pequeños murmullos
o como si cantara; el pastor que se encontraba un poco distante
se puso a pensar y se dijo entre sí que lo podría encontrar siguiendo el
rastro que dejaba.
Cuando ya
se acercaba el
pastor hacia donde
estaba el niño, este voltea, lo mira y empieza a subir más de prisa
hasta que desaparece detrás de una lomada. Al llegar
el pastor donde
había visto al niño
se puso a
observar el rastro
y vio que curiosamente por donde el niño había subido había unas
huellas o líneas entre las
rocas y el
piso, de color
amarillo rojizo. El
pastor sigue la
huella hasta llegar a la lomada
y allí desaparece la huella y tampoco ve al niño.
Nuevamente el pastor quedó medio
atolondrado al no poder comprender
hacia donde se
podo haber ido el niño si más arriba estaban los glaciares. Paso
unos días, el
pastor apacentaba sus
ovejas por allí cerca, es
allí que
nuevamente ve al
niño desde muy
cerca, entonces le
sigue de prisa
con la finalidad de agarrarlo, el niño corre hasta
llegar a la orilla de una laguna al pie
de un glaciar; entonces el pastor le dice al niño:
__ ¡Ahora si
que no te
me escapas por
que en estos momentos te agarro__
Corrió rápido
para agarrarlo; pero, grande fue la
sorpresa del pastor, cuando vio que el niño se metía a la laguna y se perdió en las
profundidades. El pastor regresó
a su choza
totalmente trastornado, sus amistades y vecinos creyeron que se había vuelto loco.
Algunos años
más tarde llegaron algunos exploradores mineros y solicitó a los
pastores para que les enseñara todos los
lugares de la zona; allí les
dijeron a los mineros que había en la zona un niño perdido, indicándole las
piedrecillas, les dijo
también que con ellas jugaba el
niño y que por donde van las huellas
amarillentas y rojizas se desplazaba ese niño
y que la
última vez que lo
vieron se metió al fondo de la laguna.
Los
exploradores les dijo
a los pastores que el niño era el
oro vivo, esas piedrecillas era el oro,
las huellas por donde iba el niño eran
las vetas de oro
y que una de esas vetas se dirigían por debajo de la laguna; desde entonces a
la zona, la laguna y el nevado se le llama “Niño Perdido”
EL
NIÑO PERDIDO (versión II)
HabÍa una vez, hace muchísimos años, cuando un niño que
pastaba sus ovejas en las orillas de la laguna de Niñococha en la Cordillera
Raura, pudo observar
a un niño rubio y
de ojos azules como el cielo y con quien se poso a jugar y así lo hicieron
durante muchísimo tiempo, hasta que un día el pastorcitos le contó a los
moradores de las estancias que habían en las punas de Raura, que el siempre
jugaba con un niño rubio de su mismo tamaño (talla) y que luego desaparecía en las montañas, los
pobladores del lugar, algo sorprendidos por una parte y algo incrédulos por las
referencias que les daba el niño, determinaron muy secretamente y sin hacer saber
al pastorcito, para subir un día que eligieron muy calladamente, hasta la
laguna de Niñococha: Y fue allí donde pudieron observar algo sorprendidos que el niño rubio le llevaba jugando al
pastorcito por los parajes cubiertos de nevados; los moradores le siguieron muy
curiosos para saber quien era el niño rubio de ojos azules; mientras tanto el
niño rubio y el pastorcito se dirigieron
detrás de una lomada; los moradores se apresuraron para darles alcance; pero,
cuyando llegaron a la altura de la lomada, ya no encontraron nada, ni a nadie.
Entonces los pobladores buscaron muy preocupados al
pastorcito por espacio de varios días, pero no pudieron encontrarle desde aquella oportunidad, el paraje donde
desapareció el pastorcito con el niño de ojos azules lo llamaron “EL NIÑO
PERDIDO”.
EL TARUSH.
(Leyenda)
En el pueblo de Oyón, desde épocas de
antaño, la cacería fue una actividad
practicada por muchas personas
aficionadas; esto, por dos razones muy simples: una, por su carácter deportivo y
recreativo y la otra, por las ventajas de obtener carne para la alimentación de
la familia.
Para no tener dudas al respecto, es
por muchas personas conocido,
sobre la existencia en las
zonas periféricas de Oyón, de
una abundante y diversa variedad
de fauna silvestre compuesta por:
venados o
tarugos, vicuñas, vizcachas,
chinchillas; variedad de
aves como las perdices, patos, huáchuas, corcovados,
yanavicus, etc. También
en su abundante
fauna encontramos animales depredadores como
los zorros, zorrillos o añas, pumas o leoncillos
monteses, mucas o zarigüeyas
y entre las aves rapaces encontramos a
los cóndores, halcones, gavilanes, cernícalos, entre otros; he
aquí la causal suficiente que
incentiva al poblador oyonense a la práctica del deporte de la caza.
Cuentan, que
hace muchos años, vivían en Oyón, dos jóvenes amigos muy
aficionados a la cacería ellos eran
Pancho y Elicho,
que cada fin
de semana, con el
deseo de
relajarse del estrés producto de
los duros trabajos y ocupaciones semanales, como siempre acostumbraban en preparar
sus implementos de
cacería además de sus
respectivos fiambres ( alimento
frío para comer en el
campo), para dirigirse hacia
algún paraje que ellos mismos elegían para la práctica de su acostumbrado deporte que por cierto era
ventajoso para ambos en muchos aspectos.
Comentan, que un día estos dos
jóvenes amigos, salieron de Oyón muy de madrugada rumbo a los parajes frondosos
de YARUCALLA que se ubica en la periferia de
Oyón a unos
cinco Km. en este lugar abundan
los venados y entre sus cerros llenos de
pedregales habitan las
vizcachas.
Para esta oportunidad, los
dos cazadores habían
planificado dedicarse solo
a la caza
de venados. Muy temprano,
antes de que el astro rey ilumine con sus rayos los picachos más altos
de las cumbres oyonenses; ya habían vencido el cerro Japichaca por la parte más
alta, desde dónde se podía observar con
facilidad todo el
paraje de YARUCALLA. Para suerte de los cazadores, en
aquella pequeña pero frondosa pradera pudieron descubrir a una manada de
venados y tarugos que
placenteros y bastante alertas pastaban en ese lugar.
Con mucha cautela, empleando la
habilidad que siempre
los caracterizaba, planificaron con astutamente, dar
caza al tarugo más grande; al TARUSH, como se le
nomina en Oyón al venado macho.
Luego de realizar un hábil rodeo a
sus presas y sin que los animales
se sientan su presencia,
lograron aproximarse lo más cerca
posible al TARUSH. Luego de una
hábil seña que se hicieron ambos cazadores se escuchó un par de
detonaciones producidas por dos escopetas
que dispararon sus respectivas
municiones, el estruendo del disparo hizo que el eco repitiera la detonación cual
si fuera una ola de sonidos que poco a poco se perdían
de nuestros oídos, como si fueran alejándose
del
lugar. En ese
momento de la
detonación, el tarugo
macho salta espectacularmente como intentando arrancar en una veloz
partida; pero, repentinamente se desploma al piso, fulminado
por dos certeros balazos, mientras que el resto de la manada, todas
despavoridas huyen hacia lo alto de los cerros.
__ ¡Le dimos preciso y efectivo!__
dice muy contento Elicho..
__ ¡Bravo!, ¡bravo!__ festeja Pancho entre saltos y brincos.
Ya en el lugar dónde había caído el
tarugo, se felicitaron ambos.
__ Degollémoslo, despellejémoslo y
dividamos la carne para
trasladarlo hasta Oyón
sin mucha dificultad__ sugiere
Elicho.
__ No mi hermano__
dice Pancho__ primero
le quitamos el
cuero; y mira
su cuero, es hermosísimo y
bueno; quisiera hacerme
una casaca de
este precioso material__ comenta entusiasmado Pancho
__ Bueno, si así quieres, así lo
harás; pero, cuando lleguemos a Oyón __
replica Elicho.
Así,
procedieron con el
despellejado hasta que
concluyeron. Pancho, que
tanto deseaba hacerse una casaca del cuero, cual si fuera un manto, se puso
el pellejo sobre
el lomo y
comentó
__ ¿No te dije?, ¡me
queda excelente!, pero,
¿para qué quiero la casaca?,
si así como estoy está
mejor, y
creo, que me parezco bastante al tarugo macho, ¿ no
te parece Elicho?
__ pausa __ y
creo que no lo notarían si me fuera
con sus castas.__
El otro amigo, algo contrariado le
increpó.
__ ¡Oye!, no
seas loco, déjate
ya de idioteces
y, dividamos la carne de una vez
para regresar y llegar temprano a Oyón __
¡Noooo!, ¡yoo soyy el Tarushshsh!,
¡yo soy
el venado macho!, ¡ ja,
ja, ja, ja,
jaaa; ¡ yo soy el
Tarush __ decía reiteradamente Pancho,
carcajeándose con una
extraña risa, como quien habría pérdido la razón.
__ ¡Oye! __ dice Elicho, sacudiéndolo del pecho muy
molesto, __ ¡ déjate de estupideces!, ¿ o es que estas perdiendo la razón?; vamos ya
debemos bajar a Oyón__
__¡Nooo!, ¡yo soy el tarushshsh!, ¡
yo soy
el tarushshsh!__ repetía
continuamente mientras que poco
a poco se
iva transformando en
tarugo. Finalmente, ya
convertido en venado
grande, emprendió veloz carrera hacia donde habían fugado los demás
venados, al final, mucho más arriba se unió a la manada, ante la mirada
de estupor y asombro de su compañero Elicho.
Elicho volvió al pueblo,
completamente trastornado; alcanzando descripciones incoherentes e
incomprensibles; pretendía relatar
a la gente su extraña y dramática
historia. Pero, la gente, que lo creía loco,
que había perdido
la razón, no
escucharon ni siquiera
en lo mínimo
su intención comunicativa; desinteresándose y
desatendiéndoles pese a
su desesperación que
cada vez más lo martirizaba y alocaba.
Ante la indiferencia e incredulidad
de la gente, el trastornado Elicho, salió un día en busca de su inseparable
y extrañado amigo
Pancho; se dice
que habría subido hasta la
cúspide del cerro Guespún y de
allí mirar hacia
Yarucalla para llamar
a su amigo Pancho, comentan, que estuvo llamando y
llamando incansablemente; hasta
que en un
momento, ya completamente fuera de razón, creyó estar
viendo a su amigo, y al querer ir de
prisa al encuentro
de Pancho, se
despeñó hacia un abismo
y murió. No
dejó nada que
reparar en esta
vida llena de incomprensiones y egoísmos; en esta vida llena de
ingratitud y desatención de la gente, ante la tragedia, el dolor y el
sufrimiento ajeno.
LA
TORMENTA DE YAHUI
(
Leyenda )
En todos los pueblos de la sierra del Perú, se practican costumbres y
tradiciones ancestrales, a los cuales se les da o presta la debida importancia,
poniéndole mucha fe y credibilidad. Una de esas costumbres, y bastante
practicados en los diversos pueblos de la provincia de Oyón es; el acto de
ofrecer a loa jircas o espíritu de los cerros, un ritual muy singular y propio
llamado el “Jichapacuy”, ofrenda que consiste en dejar en un lugar estratégico,
una porción de coca, cigarros, vino, pisco, ron y chicha; acompañados de
caramelos, frutas y flores. Se hace esto, con la finalidad y creencia de que el
espíritu de los cerros ayude a los campesinos en sus tareas diarias, proyectos
o acciones.
Cuentan que, hace muchos años, cuando la Empresa Minera de la “Vanadium Mines Cómpany” iniciaba la
explotación del vanadio en Mina Ragra; y, para trasladar el mineral que
extraían de la mina hasta su planta concentradora de Jumashga; la Gerencia de
la Empresa ve la necesidad de construir
una línea férrea Jumashga-Minaragra.
Estimaron necesario que para el tendido de rieles, era necesario proveerse de
una considerable cantidad de madera que les sirviera como durmientes de la vía
férrea. Llevarlos desde Lima, Huánuco o Huancayo les resultaba muy difícil y
muy costoso y mas aún por la falta de carretera al lugar.
Considerando todos estos aspectos, la Gerencia de la Empresa, opta por
encargar la búsqueda de madera de quinual, que podrían hallarse muy cerca de la
zona de operación minera.
Fue así que, un grupo de exploradores encargados por la Gerencia, logran
encontrar una abundante cantidad de quinuales en el lugar denominado Yahui,
ubicado en las alturas de la antigua fundición de Gazuna al norte del pueblo de
Oyón.
Este hallazgo fue comunicado de inmediato a la Gerencia, esta ordena de
inmediato se forme una caravana de taladores, la contratación de arrieros o
transportistas con sus respectivas recuas o acémilas. Encargados, maestros
taladores y obreros, arrieros y alguna gente más de apoyo, llegaron
a Yahui y de inmediato procedieron a
la operación del talado y extracción de madera, tumbando quinuales tras
quinuales hasta no poder contabilizarlos. Pero antes de que se inicie los
trabajos de extracción, algunos trabajadores que habían sido contratados en el
lugar, sugirieron a los encargados para que se hiciera una jichapada u ofrenda
al cerro Yahui; sobre el cual el jefe de la caravana dijo que todo era un
argumento ambiguo de los cholos que inventaban cualquier cosa con el fin de
tragar coca y ron y que el no estaba para complacer cojudeces; increpó a todos
a trabajar y dejarse de consumir vicios absurdos.
Luego de casi un mes de arduo trabajo se procedió a preparar el embalaje
de maderas para ser cargados sobre el lomo de asnos y mulos. Y fue así, que una
mañana se procedió a la operación del cargado, cuando todavía era muy temprano;
terminada la operación, la caravana inicia su descenso desde las alturas de
Yahui. Al medio día, la flota hacía su paso por Oyón y al atardecer habían
avanzado hasta Tabladas notandose el casancio de los condusctores de la
caravana y de los animales. Cruzar la cordillera de Chacua Grande en una noche
lóbrega, era un riesgo, por lo que la caravana opta por acampar en el verdoso
paraje de Tabladas y así permitir que las vestias se nutran del rico pasto que
abundaba en el lugar, los peones descansen y coman bien para que se recuperen
de la larga caminata y reiniciar el viaje al día siguiente muy de madrugada.
Se ubicaron a las bestias muy cerca, maniatándolos a los más indóciles.
Los peones y encargados saciaron muy bien su hambre, prepararon unas fogatas
para abrigarse y elaborar sus ricos calentados en base a alcohol, para
abrigarse del fuerte frío y finalmente procedieron a acostarse en el pequeño
campamento que habían construido, conviniendo en levantarse muy temprano.
Ni bien empezaron a conciliar el sueño, sintieron que poco a poco
comenzaba a soplar una ventisca que cada
vez se hacía más fuerte, hasta que, en unos pocos minutos se convierte en un
fuerte huracán que comenzaba a barrer a su paso con todo cuanto encontraba.
Peones y encargados buscaban rocas o covachas donde guarecerse, lo mismo hacían
los animales que corrían espantados por todas partes; la fuerza del huracán
cada vez era mayor y comenzó a levantar
todas las maderas, arrastrándolos hacia donde soplaba el viento, estrellándolos
entre los peñascos o entre sí.
La tormenta cesó cerca de la media noche, los integrantes de la
caravana hicieron frente al fuerte frío
de la noche acurrucados sobre algunas rocas del lugar. A la mañana siguiente,
los viajeros pudieron comprobar que la tormenta había arrasado con todo y que
de las maderas no quedaba casi nada. El jefe de la expedición, muy asustado y
preocupado, envió una expedición a Jumashga para dar cuenta a sus superiores
sobre todo lo acontecido; por su parte, él se dirigió con algunos acompañantes
a explorar la ruta por donde la tormenta había dejado sus efectos.
El jefe del grupo, entre estupefacto y asombrado pudo comprobar que la
tormenta había llegado curiosamente hasta Yahui y hasta este lugar, la fuerza
extraordinaria de la tormenta hizo llegar gran parte de las madera y algunas de
ellas con sus lazos que aún los tenían
atados.
El jefe de la caravana, no podía como explicarse ni comprender este curioso y asombroso caso
que le tenía casi trastornado. Muchos trabajadores comentaron que esto había
sucedido por la sencilla razón de que antes de efectuar los trabajos no le
habían realizado la jichapada a los jircas.
Esto habría ocurrido por la sencilla
razón de no haberles comprendido o escuchado el consejo de los peones del
lugar, quienes les sugirieron para realizar la acostumbrada chacchapada o
jichapacui
Y que pagaron caro su incredulidad.
Como testimonio de esta leyenda, es que hoy crecen muchos arbustos de
quinual,por lo alto de los cerros, por todo el desfiladero desde Tabladas hasta
Yahui; por las otras quebradas o vertientes de Oyón, no hay quinuales.
En Yahui, junto a la lagunilla se observa un árbol de quinual grande, de
cuyas ramas desciende una enredadera, el mismo que da la impresión de ser un
lazo o soga, el cual nos quiere dar un testimonio casi real sobre la leyenda.
Es Yahui, un hermoso bosque de quinuales, de gran utilidad en el pasado,
especialmente para el poblador oyonense, quienes aprovecharon de las maderas
para la construcción de sus antiguas viviendas.
KASHACUSHMAN
Hubo una vez, en un tiempo muy lejano, en el lugar
denominado Paton Cocha, donde vivía un
hombre solitario, que casi nunca conversaba con alguien; se dice que era
ignorante, un ermitaño cuyo nombre era Kashacushman (que significa no es de
encargar o no es de confiar), su esposa había fallecido hace algún tiempo atrás
y su nostalgia y soledad le habían convertido en un hombre solitario y poco
sociable. Era propietario de algunas ovejas, unas tres vaquitas y un solo
caballo para poder sustentarse.
Siempre bajaba a Oyón para hacer sus compritas al menos
una vez por semana; un día cuando el regresaba de Oyón y ya se aproximaba a su
choza, mira que por el techo de su
cocinita salía humo, Kashcushman se asombró y pensó que su chocita se estaba
quemando; cuando se acercó pudo notar que el humo era de la bicharra; entonces
se preguntó; ¿Quién habrá llegado?,
cuando llegó a su choza, no encontró a nadie, pero su bicharra estaba ardiendo,
sus cosas estaban bien arregladitas y el almuerzo estaba preparado y esto
sucedía todos las veces que bajaba a Oyón. Los siguientes días luego las siguientes
semanas ocurría esto con mayor frecuencia; el ganado aumentaba y hasta se
pastaba solo cuando Kashacushman salía al campo por leña o tenía que bajar a
Oyón. Entonces dijo, tengo que averiguar quien ingresa a mi choza, así lo hizo;
salió como si estuviera bajando a Oyón, pero apenas llega a la parte del camino
de donde ya no se ve la laguna ni su estancia, toma la determinación de
desviarse por otro lado, rumbo hacia una lomadita escondida y desde donde podía
distinguir el paraje entero y su choza sin dificultad; después de esperar un
buen rato, pudo ver a alguien extraño que salía del fondo de la laguna de Patón
Cocha, se trataba de una hermosa joven de cabellera rubia y vestía un tul de
oro y que resplandecía con los rayos del sol, tenía un hermoso cuerpo y muy
esbelto; esta hermosa mujer se dirigía muy aprisa a la choza de Kashacushman.
Entonces Kashacusman, muy sigiloso y
bastante rápido se dirige a su choza, ingresa en ella y le sorprende a la
hermosa mujer; esta se quedó muy asombrada y no podía huir por mas que lo
quisiera. Kashacusman le pregunta, ¿Qué haces muchacha linda en mi choza?. Ella
responde muy tierna, mi nombre es
Rayhuana, vengo siempre por que estoy muy enamorada de ti, al haberme
dado cuenta que eres un hombre solitario, muy trabajador, ordenado y por que sé
que sufres mucho luego de haber perdido a tu esposa. Kashacushman se quedo
pasmado y sorprendido, enmudecido ya que era la primera mujer quien le había
declarado su amor. Kashacushman se preguntaba, ¿Pero como esta hermosa mujer
puede enamorarse de el si nunca se habían conocido?, Kashacushman no le había
visto ni en sus sueños; el decía entre sí, que era una sirena encantada , o un
hada o podría ser una hehicera; ¿o es que mi
esposa habría resucitado?. Sin envargo, la hermosa Rayhuana solo pidió
un beso y un abrazo a Kashacushman; este aceptó, pero con la única
condición de no revelar a nadie que iva
a vivir con ella. La choza de Kashacusman se convirtió en una hermosa y
próspera hacienda, llegó a tener sus animales en cantidad .Pero un día cogió su
caballo negro para ir a Oyón a realizar sus compras, a su regreso se encontró con sus amigos de
infancia con quienes empezaron a beber ron. Cuando ya estaban algo embriagados,
sus amigos le molestaba incidiendo maliciosamente, como es que de la noche a la
mañana se había vuelto rico; y kashacushman revela la verdad olvidando el
juramento que hizo a su bella esposa
pero el no se imaginaba que su bella esposa ya sabia la verdad.
Enojada
le espera y le reclama por su traición,
saliéndose de la choza se dirige a la laguna y ingresa al fondo de las aguas
verdes y kashacushman lloraba desconsoladamente dias, semanas, meses y algunos
años sentado en la orilla de la laguna y en eso en uno de sus sueños su esposa
le dijo si tanto me quieres debes
convertirte en piedra en la orilla de esta laguna y kashacushman acepto tomando
apariencia de un hombre con un sombrero donde actualmente se encuentra frente a la laguna de Patón a un costado del
cerro.
EL CHASHACUSHMAN.
Hace muchísimos años, vivían en las
alturas de Oyón, en el paraje de Patón, un Curaca de uno de los Ayllus de la
región, llamado CASSHACUSHMAN, era bastante joven, muy apuesto y laborioso;
Había contraído nupcias con la bella KORY KOILLUR, con quien se amaban
muchísimo desde que fueran muy jovencitos y que a la vez se habían jurado
fidelidad eterna y nunca olvidarse.
Se dice que, en aquel tiempo, la
laguna de Patón no existía y que toda esa zona donde hoy se ubica la laguna,
era un hermoso follaje de densa vegetación; la choza donde ambos vivían estaba
ubicada en la parte central de la pequeña meseta que hoy cubre la laguna.
Kory Koillur se dedicaba a las
labores domésticas, es decir las diversas tareas en la casa como son: hilar,
tejer, lavar, cocinar; en tanto que Cashacushman, se dedicaba al pastoreo de
sus ganados, a los que cuidaba con mucho esmero, ya que de ello dependía el
sustento de su hogar.
Se comenta, que cada cierto tiempo
Cashacushman bajaba al Ayllu Grande a realizar el conocido intercambio
comercial o trueque ( que en Oyón se dice trucay), en la misma que se
acostumbraban a realizar intercambios de productos alimenticios con la
finalidad de variar su dieta alimenticia. Entre los productos que llevaba para
realizar su intercambio, estaba el tocosh, el chuño, el cushuro, el ururo, las
challuas que es una variedad de pequeños pececillos andinos y abundantes
prendas de vestir de lana de auquénidos y ovinos.
Estos productos eran cambiados con
papas, oca, olluco, ursulita, quinua, kiwicha, etc. Se cuenta que cashacushman
tenía muchos ganados en su pequeño Ayllu y muchos siervos a su servicio, por
ser el Curaca de la zona. En aquellos tiempos, el pueblo de donde traían los
alimentos en granos se denominaba “Jara Marka”, que en español significa,
“Pueblo donde crece el maíz”; de ese pueblo Cashacushman traía además de
gramíneas, algunos regalos para su adorada Kory Koyllur.
En los últimos días, Cashacushman
comenzaba a bajar al pueblo de “Jara Marka”, de manera más frecuente, Kory
Koyllur empieza a notar en Cashacushman la disminución de su afecto hacia ella
y casi ya no le traía regalos. Esto fue un motivo para que Kory Koyllr le
comenzara a increpar por su extraña actitud. Cashacushman algo airado responde
a Kory Koyllur, aduciendo que se estaba volviendo celosa y sin razón alguna.
Lo cierto es que Cashacushman, se
había enamorado de una hermosa joven en “Jara Marka” y que esto era el motivo
para su cambio de actitud ante Kory Koyllur que ya se había dado cuenta; como
Cashacushman estaba tan perdidamente enamorado de otra, trataba de ocultar su
actitud infiel y actuaba torpemente fr4ente a su esposa.
No había faltado alguien,
que al pasar por Patón, se encontró con Kory Koyllur y le comentó sobre las
andanzas de Cashacushman en “Jara Marka” y su amorío con una joven del lugar.
Kory Koyllur, esperó la llegada de Cashacushman que fue al medio día; fue la
ocasión en que le increpó fuertemente su infidelidad y le hizo recordar el
incumplimiento de sus promesas. Por su parte Cashacushman, al ver a su esposa
furiosa ya no tubo apetito para almorzar y peor aún al ver que su esposa sabía
todo y le increpaba con mucha razón.
Cashacushman, muy confundido y sin
saber que decir, sale de la choza sin decir nada y se dirige al campo donde se
encuentran sus ganados pastando; se pone a cuidar de ellos hasta cerca al
atardecer y el sol ya estaba muy próximo a ocultarse.
Cuando Cashachman divisa la pequeña
pradera, vé que su adorada Kory Koyllur acompañada de sus criadas lloraba junto
a la choza y se notaba que sus lágrimas se convertían en grandes torrentes cual
si fueran ríos. Cashacushman no podía creerlo; las lagrimas poco a poco iban
inundando la ensenada; Cashacushman se volvía atónito y abobado.
Cuando Cashacushman reacciona, se dan
cuenta que ya el torrente de lágrimas iban cubriendo los cuerpos de Kory
Joyllur y sus fieles siervas; el paraje de su choza se convertía en una gran
laguna; entonces Cashacushman muy desesperado implora y grita ¡”HUARMILAU”!
(“¡Ho mi mujer”!) y seguidamente queda convertido en piedra y en tanto las
lágrimas fueron tan grandes que convirtieron de la ensenada en una gigantesca
laguna que hoy es Patón.
Se dice que, las evidencias ocurren
hasta hoy día, ya que las lágrimas siguen fluyendo en forma de manantiales y
que Kory Koyllur y sus siervas fueron ocho; por eso en el flanco este de la alguna
hay ocho manantiales que vierten sus aguas a la laguna de Patón; estos
manantiales se llaman “PUAJ PUQUIO” Puaj
= ocho -- Puquio
= manantial o puquial
Cashacushman significa, no es de
confiar o no es de encargar.
EL NIÑO
PERDIDO (versión II)
Había una vez, hace muchísimos años, cuando un niño que
pastaba sus ovejas en las orillas de la laguna de Niñococha en la Cordillera
Raura, pudo observar
a un niño rubio y
de ojos azules como el cielo y con quien se poso a jugar y así lo hicieron
durante muchísimo tiempo, hasta que un día el pastorcitos le contó a los
moradores de las estancias que habían en las punas de Raura, que el siempre
jugaba con un niño rubio de su mismo tamaño (talla) y que luego desaparecía en las montañas, los
pobladores del lugar, algo sorprendidos por una parte y algo incrédulos por las
referencias que les daba el niño, determinaron muy secretamente y sin hacer
saber al pastorcito, para subir un día que eligieron muy calladamente, hasta la
laguna de Niñococha: Y fue allí donde pudieron observar algo sorprendidos que el niño rubio le llevaba jugando al
pastorcito por los parajes cubiertos de nevados; los moradores le siguieron muy
curiosos para saber quien era el niño rubio de ojos azules; mientras tanto el
niño rubio y el pastorcito se dirigieron
detrás de una lomada; los moradores se apresuraron para darles alcance; pero,
cuando llegaron a la altura de la lomada, ya no encontraron nada, ni a nadie.
Entonces los pobladores buscaron muy preocupados al
pastorcito por espacio de varios días, pero no pudieron encontrarle desde aquella oportunidad, el paraje donde
desapareció el pastorcito con el niño de ojos azules lo llamaron “EL NIÑO
PERDIDO”.
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